sábado, 28 de mayo de 2011

Economia del desarrollo

TEORIA DEL DESARROLLO.
CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESARROLLO.
Crecimiento y Desarrollo Económico no son sinónimos, aunque frecuentemente sean utilizados como tal.
CRECIMIENTO. Es cuando ocurre un aumento progresivo de la cantidad de bienes y servicios producidos en la economía, en un periodo determinado.
DESARROLLO. Es cuando aumenta la producción pero también la calidad de vida de la población en general.
El aumento en la calidad de vida implica no solo un aumento de la capacidad de consumo, sino también una mejora en:
• La distribución del ingreso.
• La cobertura y la calidad de la educación.
• Los estándares de salud y nutrición.
• Los niveles de pobreza.
• Igualdad de oportunidades.
DETERMINANTES DEL CRECIMIENTO Y DESARROLLO.
1º Disponibilidad de Recursos; la producción de la economía depende de los factores productivos con que cuenta. La producción de un país aumentará si:
• Crece la disponibilidad de recursos naturales.
• Se cuenta con más trabajadores o éstos mejoran su nivel de educación.
• Aumenta el capital; aumenta la producción per cápita. El medio para la acumulación es la inversión. Por eso, la inversión es el motor del crecimiento económico.
• Se logra mejoras en la aplicación del conocimiento productivo; genera mayor valor agregado a los bienes y servicios. Incluye el progreso tecnológico.
2º Los Obstáculos al Desarrollo.
Los países con bajo desarrollo tienen características similares:
• La población tiene nivel de vida precario;
• Deficiencias en la salud, educación y nutrición;
• Altas tasas de crecimiento demográfico;
• Problemas de desempleo y subempleo.
Para eliminar estos obstáculos al desarrollo, se debe combatir:
a) La Inestabilidad Política.
• Genera incertidumbre y ahuyenta la inversión.
• La incertidumbre impide que los agentes económicos planifiquen sus decisiones.
• Un país será considerado como seguro cuando las Leyes no cambien constantemente y sean iguales para todos, con inflación controlada y políticas que no dependan del gobernante del turno.
b) El Alto Crecimiento Demográfico.
• Los países menos desarrollados no cuentan con infraestructura básica para satisfacer las necesidades de toda la población y de los niños que nacen.
• La existencia de altos niveles de pobreza hace más difícil proveer alimentos, educación y salud a las nuevas generaciones.
c) La desigualdad en la Distribución del Ingreso;
• Se debe buscar la igualdad de oportunidades para que las personas, mediante su esfuerzo, las aprovechen para mejorar sus condiciones de vida.
• La distribución del ingreso está ligada a los valores éticos que priman en la sociedad.
d) La Mala Calidad del Gasto Público;
• Todos los gobiernos deben usar adecuadamente los escasos recursos públicos. Es muy importe la inversión social.
e) La Ausencia de Instituciones Sólidas;
• Las instituciones de un país son los cimientos sobre los que se construye el desarrollo.
• Los poderes del Estado tienen que ser autónomos y sólidos.
Antecedentes de la idea del desarrollo.
Sobre el objeto de estudio de la teoría del desarrollo .
Noción económica. El objeto de estudio de la teoría del desarrollo, desde una perspectiva macroeconómica.
Plano histórico. El proceso de evaluación de ese modelo frente a una realidad histórica. Se podrá encontrar una Economía Política del Desarrollo.
Enfoque moderno. Se remonta en la crisis de 1929. El campo de acción que definió esta polémica se ubicó prioritariamente en la disciplina económica.
Teoría del desarrollo moderno (utilizamos el término de Blomström y Hettne), por la cual se comprende aquella polémica que nace ligada a la teoría del crecimiento a partir de la década del 50´.
En su vertiente económica la explicación de la teoría del desarrollo se identifica con el enfoque del pensamiento que se clasifica en tres corrientes fundamentales:
• Clásico:
• Neoclásico
• keynesiano.
De estos autores se podría advertir, que aunque no dirigieron sus esfuerzos a conceptualizar el término DESARROLLO, si proporcionaron un sistema categorial que permite operar con las políticas para definir el desarrollo.
Básicamente los economistas de la primera mitad del siglo XIX estudiaron la acumulación, no para explicar el desarrollo, sino para justificar la creación de riqueza, la distribución del ingreso y en el caso de Marx para explicar la ley que rige el movimiento del sistema capitalista y las desigualdades sociales que genera al interior de países.
Adam Smith (1776) proporcionó una profunda discusión sobre las causas que contribuyen al crecimiento de la riqueza, observando el lugar de la productividad en su relación con la división del trabajo y con el tamaño del mercado.
Es importante destacar en este autor que el uso que realiza de la expresión “riqueza de las naciones” subraya el reconocimiento de la nacionalidad como el más importante marco en que se definen los intereses económicos.
En este marco el Estado-nación alcanzaba un carácter preeminente sobre cualquier forma de organización social, a diferencia de lo que ocurre en las condiciones actuales con un proceso de desarrollo marcado por un profundo proceso de globalización. Para Smith la acumulación de riquezas depende de la expansión del mercado y de su capacidad para autoacrecentarse.
Adam Smith comprendió que el acrecentamiento del capital dependía en grado sumo de la productividad del trabajo y esta a su vez estaba sujeta a los niveles de especialización del trabajo dentro de las empresas capitalistas.
Thomas Malthus (1798) con su obra Ensayo sobre el principio de la población, es reconocido por el tratamiento que le da a los problemas del crecimiento de la población. Con un fundamento ideológico explica el “principio de población” y de la “ley de los rendimientos decrecientes”, apuntando hacia la teoría de los salarios y de la renta de la tierra.
David Ricardo (1817) en su obra “Principios de Economía Política y Tributación” ofrece un análisis de la distribución de la producción entre las diversas clases sociales, tomando como supuesto básico, que el problema primordial de la Economía Política es la determinación de las leyes que rigen la distribución.
Para Ricardo la creación de riquezas está asociada a la eficiencia con que se utilicen los recursos de una nación con relación al resto del mundo, sus postulados van más allá de la frontera nacional.
En este marco Ricardo maneja el supuesto de la especialización en el mercado mundial, como parte de su fundamento en la creación de riquezas, su postulado es participar con aquellas producciones que ofrecen menores costos y mayores ventajas relativas. Para Ricardo el desarrollo del capital industrial es determinante en estos nexos.
John Stuart Mill con su obra Principios de Economía Política (1895) se incorpora a la polémica antes planteada formulando la “teoría general del progreso económico”. Su pregunta trata sobre ¿qué papel desempeña el progreso técnico dentro del proceso económico?
Con ello aparece la primera expresión del concepto de progreso económico como antecedente más inmediato de la idea de desarrollo, exponiendo como progreso aquellos cambios que van sujetos a introducción de nuevas tecnologías. Para Mill ese progreso retarda el advenimiento del estado estacionario.
Carlos Marx (1848-1871) relacionados con una conceptualización de la teoría del desarrollo están basados en su concepción materialista de la historia. Con ello coloca la atención, en el análisis del proceso de producción, a partir del vínculo entre las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, el cual define el modo de producción y de hecho la estructura económica de la sociedad.
Siendo este el factor determinante, Marx lo utiliza como punto de partida en sus estudios sobre el desarrollo histórico, recordemos sus palabras cuando plantea que lo que distingue a una época de otra no es lo que se produce sino, como y con que instrumentos de trabajo se produce. Debe quedar claro que Marx, observó además como factor importante, las variaciones que se producen en la superestructura como resultado de los cambios en la base económica de la sociedad, aspecto que es de particular importancia en la evaluación del desarrollo en sus distintas acepciones.
Marx no solo limitó sus análisis a factores netamente nacionales, concebía la necesidad del desarrollo de la división del trabajo al interior de las naciones como un momento importante para generar recursos para la nación en su nexo con los factores externos.
En el contexto del marxismo, durante la última parte del siglo XIX fue relevante la obra de Lenin El desarrollo del capitalismo en Rusia (1896-1899), quien comparte la idea de Marx, sobre el papel histórico progresista del capitalismo asociado al desarrollo de las fuerzas productivas del trabajo social y la socialización de este. Con su análisis Lenin muestra el grado de desarrollo del capitalismo en Rusia. En otras de sus obras, deja claro que aún cuando el capitalismo se desarrolla, no ejerce un efecto parejo en todas las economías y regiones. Esta formulación le permitió elaborar la ley del desarrollo económico y político desigual. De Marx a Lenin el acento se desplaza de la creciente diferencia entre clases, a la creciente diferencia entre la renta per cápita de los países capitalista desarrollados y los atrasados.
Escuela Neoclásica.
En el caso de la escuela neoclásica, esta enfoca su atención hacia las relaciones estáticas y microeconómicas. Toman como preocupación fundamental, la forma en que el mercado podía asignar en forma óptima los recursos en la sociedad. Su variante más actualizada está en la política neoliberal.
Esta corriente de pensamiento concebía el comercio exterior como un “motor de crecimiento” automático. Estaban a favor del libre cambio, identificándose en este aspecto con Adam Smith. Su argumento central, esta basado en la teoría de los costos comparados, según la cual, un país puede elevar su nivel de consumo por encima de lo que hubiera sido posible en un estado de autarquía, especializándose en la producción y venta hacia el exterior, de mercancías que relativa o comparativamente tengan costos más bajos de producción.
Otro de sus supuestos es que el desarrollo en una parte del mundo daría lugar al desarrollo de las demás partes, mediante el efecto de “difusión”. Entre sus representantes más destacados están Eli Heckscher (1919) y Bertil Ohlin (1933), quienes explican porque un país puede producir mercancías más baratas que otros.
Visión keynesiana.
Un auge importante en estos estudios, lo ocupa John Maynard Keynes, siendo relevante su obra Teoría general de la ocupación, el interés y el dinero publicada en 1936. Este autor realizó su estudio a partir de la influencia de la crisis económica mundial de 1929, momentos en que el pensamiento convencional estaba sujeto a la polémica de dos corrientes, por un lado la escuela neoclásica representada por Walras, defendiendo la idea del equilibrio que podía alcanzar el sistema capitalista.
De otra parte, con un perfil macroeconómico se asocian a la idea de que el ciclo económico, toma cuerpo en la investigación del papel estimulante de las inversiones, las innovaciones y el uso del capital.
La contribución de Keynes significó el retorno a los problemas macroeconómicos como clave principal de la economía. Los supuestos de Keynes destacan que en épocas de depresión y alto empleo en los países industrializados, el problema era emplear los factores de producción. Planteando que la demanda agregada y sus componentes (consumo e inversión) tenían una importancia estratégica.
Keynes parte del criterio, de que un incremento en el gasto, que a su vez, incrementase la demanda agregada, conduciría eventualmente a un incremento de la actividad económica, y a un descenso del desempleo. El interés de este autor es la estabilización a corto plazo.
El llamado desarrollismo.
En el ámbito de los países subdesarrollados, durante la década del 30´, aparece con fuerza el llamado desarrollismo, pensamiento que pretende explicar la perspectiva evolutiva de estos países, colocando la atención en América Latina. Este pensamiento se nutre de una parte del enfoque keynesiano sobre las relaciones económicas internacionales y sus efectos en el crecimiento económico, y de otra parte, de la teoría ortodoxa del comercio internacional.
Esta última teoría nace en los centros dominantes del mundo capitalista, y estudia el Sistema Mundial como si este fuera homogéneo en tiempo y lugar, sin tomar en consideración la diversidad de situaciones realmente existentes entre los distintos países que conforman ese sistema. Esta perspectiva teórica adquiere vigor, ante la crisis que muestra el comercio exterior latinoamericano (“desarrollo hacia fuera”), asumiendo un lugar central en el debate, el punto sobre el “desarrollo hacia adentro” y la “industrialización sustitutiva de importaciones”.
En este marco gana peso la representación institucional del desarrollismo ejemplificado en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), esencialmente notable en los años cincuenta. Con ello se sustenta la concepción sobre el proceso de industrialización, basado en un modelo de “desarrollo hacia adentro” como el motor del desarrollo. Por tanto, en esta visión el comercio exterior se convierte en una variable complementaria sin perder su carácter necesario.
Se reconoció así, la importancia de este como fuente de divisas y de acceso a una base tecnológica, que implica importar maquinarias y equipos desde los países desarrollados.
Otro de los supuestos teóricos que subyace en la teoría desarrollísta, es sobre los efectos del capital extranjero en el crecimiento del producto y en la balanza de pagos de las economías a las cuales se dirige.
Con ello pretende superar a la teoría ortodoxa del comercio internacional, en cuanto, esta entiende los movimientos de capital sólo como factor tendiente a ajustar los eventuales desequilibrios de comercio entre países. En función de esta conceptualización, la concepción desarrollista presenta un modelo en el cual el crecimiento depende directamente de la cuantía de la inversión y de la productividad marginal del capital. El capital extranjero aparece así, - para esta concepción- como factor básicamente positivo al crear posibilidades de financiar el desarrollo económico mediante el aumento de la tasa de crecimiento. No obstante, habría que anotar que en este pensamiento, también está presente la idea de que el capital también puede llegar a convertirse en un elemento desequilibrador que puede limitar el esperado “desarrollo autónomo”. En este sentido señalan puntos esenciales que permitirían obviar las dificultades derivadas del capital extranjero.
El “gran impulso” (“big push”) y la alta teoría del desarrollo.
Hacia la década del 40´, se fue consolidando el pensamiento convencional sobre el desarrollo que comienza con la teoría del “gran impulso” (“big push”), la que plantea a la inversión de capital como el instrumento principal del desarrollo, cuyo representante es Rosentein-Rodan (1943). Ello originó más tarde la consolidación de la escuela denominada, como la “alta teoría del desarrollo.
A Groso modo, se puede indicar que la “alta teoría del desarrollo”, tiene como planteamiento central lo referido a la complementariedad estratégica, como principio esencial del desarrollo, basada en que las externalidades surgen de una relación circular. Toman como supuesto, que la decisión de invertir en la producción a gran escala depende del mercado, y el volumen de este depende de la decisión de invertir.
La comprensión sobre las economías de escala es otro de los supuestos claves de esta teoría que presenta un carácter progresivo, a partir de la afirmación de que la producción ha de tener una escala grande, y el supuesto de que la mano de obra, esencialmente se pueda obtener de lo que en el sistema categorial marxista se denomina ejército industrial de reserva.
Durante la década del 50´, los teóricos del desarrollo criticando la situación de los países subdesarrollados, planteaban la idea de que existía gran capacidad ociosa, al no utilizarse ni adecuada, ni plenamente sus recursos disponibles.
Esta concepción fue influenciada por el pensamiento keynesiano, indican que sólo una acción deliberada del Estado podía transformar esta situación.
La contribución de Lewis (1954) sobre el crecimiento con oferta ilimitada de mano de obra, y el aporte de Singer (1950) que destacaba la posibilidad de industrializar los países mediante la transferencia del factor trabajo desde la agricultura a la industria, son representativos de una tendencia que colocó la atención en el recurso mano de obra.
Este elemento estuvo presente también en el trabajo de Prebisch (1950) y CEPAL (1951), así como, en las contribuciones de Mandelbaum (1945), Rosenstein-Rodan (1944, 1945), y Nurkse (1953), quienes postulaban que la ausencia de un mercado interno obedecía al desempleo de los factores productivos disponibles. Según esta concepción el capital es el recurso escaso, pero este se generaría a la manera keynesiana, con el propio empleo de los factores ociosos.
En este sentido plantean la necesidad de captar recursos del sector exportador con una capacidad de acumulación de excedentes mediante la intervención del Estado, según este enfoque esto proporcionaría un amplio programa de inversiones: un big push, como lo definió Rosenstein-Rodan, un crecimiento equilibrado como lo calificó Nurkse (1953).
Aportes de Prebisch y otros autores.
Muy connotadas durante la década del 50 fueron las ideas de Prebisch y Hans Singer, quienes de manera simultánea e independientemente, formularon la tesis que plasmaba la existencia de una tendencia hacia el deterioro de los términos de intercambio para los países subdesarrollados que exportaban productos primarios e importaban productos manufacturados, razonamiento que tuvo particular incidencia en el trabajo de la CEPAL (1950) debido a la labor desarrollada por Prebisch en esta institución.
Este argumento puso en vigor la necesidad de una política de industrialización sostenida para los países subdesarrollados, concretándose en algunos países del área de América Latina. Prebisch al examinar el sistema de relaciones económicas internacionales que afectaba a las economías subdesarrolladas, utilizó el término centro-periferia, el cual ha sido ampliamente empleado por la teoría de la dependencia y el Sistema Mundial.
Para enfrentar los desajustes ocasionados por la economía internacional, Prebisch planteó la idea de un modelo de industrialización sustitutivo de importaciones, estimulado por una moderada y selectiva política proteccionista que permitiera contrarrestar el deterioro de los términos de intercambio. El efecto de la propuesta de Prebisch, fue que la política de industrialización sustitutiva de importaciones (ISI) se transformó en el Leitmotif que penetró el pensamiento del desarrollo económico de los años 50s´ y 60s´. En este marco se pueden distinguir diferentes estrategias de Industrialización Sustitutiva de Importaciones (ISI).
En una primera etapa fue relevante la orientación de una estrategia ISI, que implicó hacia adentro una forma de crecimiento balanceado sin una estructura planificada, lo que fue criticado por autores como Nurske (1959) influenciado con la idea de Rosenstein-Rodan (1943) quienes abogaban por un Estado activo en el proceso del desarrollo.
En un extremo opuesto fueron típicos los modelos de economías cerradas propuestos por la URSS y la India (Malanobis 1953). En esta línea también fue significativa la teoría del crecimiento del famoso modelo Harrod-Domar, al mostrar como un país podría crecer sobre la base de la acumulación de capital propio. Lo típico en estas variantes fue que las modificaciones propuestas se dirigieron a dar prioridad a la industria pesada y al desarrollo de proyectos que empujaron a reforzar planes “óptimos” a través de inversiones privilegiadas por los mecanismos de intervención estatal.
El modelo creado por Evsey Domar (1957) y Roy Harrod (1948) destaca aspectos de largo plazo a diferencia de Keynes. Ellos muestran la estrecha relación entre la tasa de crecimiento de la economía y el nivel de ahorro e inversión. Este modelo se constituyó más tarde en la base de la teoría del crecimiento, en la cual la inversión y el ahorro son considerados como la fuerza central del crecimiento.
La segunda variante ISI fue orientada al mercado, bajo el supuesto de estar protegido a través de tarifas y por medio de inversiones y planes regulados (Haberler 1959).17 Una tercera opción de ISI es la llamada “anárquica” seguida por la mayoría del pensamiento latinoamericano y denominada como la estrategia de Hirschman basada en “importaciones y crecimiento”. Denominada ISI “anárquica” por Hirschman (1968) debido a la gran influencia que tuvieron en el, las convulsiones políticas y la enorme masa de desempleo de los años 30s.
Hirschman es contrario, al reduccionismo económico que colocaba el énfasis en políticas basadas en detener la inflación o elevar la tasa de cambio como formas para disolver los problemas del desarrollo, considerando esto política, económica y socialmente como aspectos contraproducentes en el largo plazo.
En oposición al pensamiento convencional, Hirschman colocó su atención en la idea de un “crecimiento balanceado” como el gran impulso para lograr la industrialización, indica que los países subdesarrollados podrían mermar los desajustes estructurales expresados en crecimientos desbalanceados identificando sus ventajas. Su método fue investigar las “racionalidades escondidas” (hidden rationalities) observando entre ellas las reservas laborales, ahorros y otros recursos, dando prioridad a la inversión industrial y a las políticas que potenciaran fuertes vínculos intersectoriales (1977).
Hirschman quiso demostrar que la industrialización en las áreas menos desarrolladas requería de políticas e ideologías nuevas con un carácter continuo, con lo que se opone a la tesis de Walt Whitman. Rostow (1960) (1971) quien sostenía el razonamiento de que el desarrollo constituía una sucesión de diferentes etapas, haciéndose famosas sus 5 etapas.
Según este punto de vista, el desarrollo de los países subdesarrollados, debía darse como un ciclo imitativo, atravesando por aquellas fases que habían recorrido los países desarrollados. Esta concepción también indica que los instrumentos para el manejo de políticas económicas referidas al crecimiento de la producción, son suficientes para que un país pueda acceder al desarrollo económico, aspecto que fue ampliamente criticado por su concepción Eurocentrista del desarrollo.
También fue significativa en este contexto la teoría del comercio de Heckscher-Ohlin, basada en la idea de que los países subdesarrollados maximizarían su producto nacional, si concentraban sus actividades en el uso intensivo de fuerza de trabajo y de recursos naturales. Presentan además, a la ISI como el camino del desarrollo económico, a través de la adquisición de ventajas comparativas en los bienes que importa. Sin embargo, el problema de la persistencia de las desigualdades en el tercer mundo no fue reducido por el modelo ISI.
Gunnar Myrdal fue uno de los pocos economistas que concibió la tarea de combatir las desigualdades y elevar el consumo como una condición para el crecimiento de los países subdesarrollados, para ello invocó el principio de “causación circular y acumulativa”, permeado de sus trabajos sobre An American Dilemma (1944), Economic Theory and the Underdevelopment Regions (1957) y Asian Drama (1968).
Para comprender las razones que afectaban a los países subdesarrollados, Myrdal emplea el neologismo de “backwash affect”, el cual indicaba los factores que contribuían a aumentar las desigualdades y con el término “spread effect” asocia los factores que promueven la prosperidad de flujos de países ricos a pobres. Argumentando que los “spread effect” fueron pocos resistentes para reducir los efectos de la economía internacional, por la ausencia de modificaciones en la estructura institucional de los países subdesarrollados.
Por ello la propuesta de solución que hace, es la de combinar las reformas institucionales para combatir la corrupción que penetró el “soft states” con políticas de industrialización encaminadas a crear una mayor seguridad mundial (“welfare World”).
En el marco señalado fue significativo el modelo planteado por Robert Solow (1956) con su famoso artículo “A contribution to the theory of economic growth”. Solow presenta un modelo de crecimiento a partir de una serie de presupuestos que permitían darle al comportamiento de la economía una formulación expresada en una función Cobb – Douglas clásica del tipo: Y = F(K,L) = Kα L1-α. Siendo K el factor capital y L fuerza laboral con α representando la diferencia proporcional de su participación en el producto. El modelo asume que 0< α < 1, por lo que la función tenía rendimientos constantes de escala, es decir, si se doblaba el peso de los factores, el producto se duplicaba a su vez. Solow construye este modelo a partir de dos ecuaciones principales: una función de producción y una ecuación de acumulación de capital, y simplifica el modelo explicando el peso y evolución del factor trabajo (L) y el factor capital (K). Como las firmas del modelo pagan por L un salario w, y por K una inversión r, contratarán capital y trabajo hasta que sus productos marginales sean iguales a sus precios: w = ∂F/∂L = (1-α) Y/L y r = ∂F/∂K = α Y/K, siendo F la función de maximización. La función de relación entre ambos factores toma entonces, considerando que el peso de cada factor en la función de producción expresa y = Y/L y k = K/L, la forma y = kα. La función de acumulación del capital es a su vez expresada de la forma dK/dt = sY – δK siendo, sY el ahorro total de la economía ( s es la tasa de ahorro) y dK la depreciación fija del capital (δ la tasa de depreciación). La ecuación de acumulación del modelo en términos per cápita queda de la forma siguiente: dk/dt = sy - (n+d)k, tasa de crecimiento de la población. La dinámica de la economía se deriva del diagrama de Solow, el cual se explica a través del comportamiento de la cantidad de inversión per cápita en la economía, sy = skα , y de la cantidad de nueva inversión (n+d)k para mantener la k constante, teniendo en cuenta el aumento de la población n. Para generar crecimientos per cápita sostenidos, el modelo de Solow introduce una variable exógena, esta variable, denominada A, e identificada con el progreso tecnológico, se añade a la función de producción, así A, unida al factor trabajo, permite incrementar la productividad cuando el nivel de la tecnología es alto. siendo n la tasa de crecimiento de la población. La dinámica de la economía se deriva del diagrama de Solow, el cual se explica a través del comportamiento de la cantidad de inversión per cápita en la economía, sy = skα , y de la cantidad de nueva inversión (n+d)k para mantener la k constante, teniendo en cuenta el aumento de la población n. Para generar crecimientos per cápita sostenidos, el modelo de Solow introduce una variable exógena, esta variable, denominada A, e identificada con el progreso tecnológico, se añade a la función de producción, así A, unida al factor trabajo, permite incrementar la productividad cuando el nivel de la tecnología es alto. Solow asume este presupuesto como un progreso tecnológico de carácter exógeno; según planteamiento de Charles I. Jones, es como una especie de “bendición caída del cielo” (“manna from heaven”). El resultado es que la función de producción se expresa entonces: Y = F(K,AL) = Kα (AL)1-α. De modo que las dos curvas del diagrama sy = skα y (n+d)k quedarían de la forma sy∼ ( siendo y∼= Y/AL) y (n+g+d)k∼ (siendo k∼ = K/AL). La ecuación de acumulación sería entonces dk/dt∼ = sy∼-(n+g+d)k∼. Eludiendo la argumentación matemática del esquema básico, el resultado que tenemos es que Solow explica los ingresos per cápita (que son en su modelo las diferencias entre los niveles de desarrollo), por variaciones en las tasas de inversión y de crecimiento poblacional (son los principales coeficientes del modelo) y al incluir al progreso tecnológico como una variable exógena, concibe las disparidades del crecimiento en el largo plazo, a partir de las diferencias en los niveles de la tecnología. Un aspecto en común que tienen la mayoría de los representantes de la teoría del desarrollo de la década del 50´, es que coinciden con la idea de que el desarrollo, es como un “circulo virtuoso”, conducido por economías externas. Toman como supuesto, que la modernización engendra modernización. Este punto de vista, considera que la causa del subdesarrollo radica en que estos países no pudieron rebasar el llamado “circulo virtuoso”, permaneciendo estancados. Eludiendo la argumentación matemática del esquema básico, el resultado que tenemos es que Solow explica los ingresos per cápita (que son en su modelo las diferencias entre los niveles de desarrollo), por variaciones en las tasas de inversión y de crecimiento poblacional (son los principales coeficientes del modelo) y al incluir al progreso tecnológico como una variable exógena, concibe las disparidades del crecimiento en el largo plazo, a partir de las diferencias en los niveles de la tecnología. Un aspecto en común que tienen la mayoría de los representantes de la teoría del desarrollo de la década del 50´, es que coinciden con la idea de que el desarrollo, es como un “circulo virtuoso”, conducido por economías externas. Toman como supuesto, que la modernización engendra modernización. Este punto de vista, considera que la causa del subdesarrollo radica en que estos países no pudieron rebasar el llamado “circulo virtuoso”, permaneciendo estancados. Esta concepción se convirtió en una consideración importante para argumentar la intervención gubernamental, como forma de romper la trampa del subdesarrollo. Hacia 1958, la “alta teoría del desarrollo” manejaba como conceptos centrales la idea de que las economías de escala a nivel de la empresa individual, se traducían en rendimientos crecientes a nivel de agregado por la vía de las externalidades PARTE II. IDEA DEL DESARROLLO: SU CONNOTACIÓN EN LAS RELACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES. Se presenta un análisis acerca de la trascendencia que tuvo la idea del desarrollo en las relaciones económicas internacionales, observándose la interrelación de los factores externos e internos de su dimensión. Concepto de subdesarrollo: su vínculo con la alta teoría del desarrollo. Los supuestos de la llamada “alta teoría del desarrollo” tienden a ganar mayor connotación, a partir del calificativo por Harry Truman del concepto “subdesarrollo”, empleado oficialmente por primera vez, en su discurso inaugural de toma de posesión en enero de 1949, comprometiéndose frente a la Cámara del gobierno de Estados Unidos a contribuir al “mejoramiento y crecimiento” de lo que califica como “áreas subdesarrolladas”. El uso de este concepto contribuyó al despliegue de una nueva concepción mundial en torno a la categoría desarrollo, bajo la visión convencional de la existencia de 3 o 4 “mundos”. De esta manera, la idea del “desarrollo” se convierte en un concepto pivote de las relaciones económicas internacionales, después de la Segunda Guerra Mundial, particularmente durante las décadas de los años 50 y 60. Ello giró en torno al plan de reconstrucción posbélica y a los problemas políticos y económicos que implicaba la existencia de las antiguas colonias, en medio de la inminente confrontación ideológica capitalismo-socialismo. Por otra parte, la concepción del desarrollo fue influenciada también, por las complejas contradicciones entre países subdesarrollados y países capitalistas desarrollados, las cuales se despliegan en dos líneas básicas. En el caso de los países capitalistas desarrollados, se tienden a reforzar las políticas económicas para preservar en su ámbito las relaciones de subordinación con respecto a los países subdesarrollados, a través de la ampliación y reforzamiento de los más variados métodos de explotación neocolonial. Acontecimientos de Bretton Woods y los nuevos proyectos globalizadores. Así entre 1948 y 1973, la teoría del desarrollo estuvo marcada por los acontecimientos de Bretton Woods y la construcción de nuevos proyectos globalizadores creados en los marcos de las Naciones Unidas, sus agencias e instituciones asociadas. En particular, en 1948 se forma la Organización para la Cooperación Económica Europea, la que se transforma en 1961 en la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD); el Banco Mundial junto a la Corporación Financiera Internacional (1956); la Asociación de Desarrollo Internacional (1960); la Asamblea General (Resolución 1240/XII octubre 1958). En 1965 se forma el Programa de Asistencia Técnica de Naciones Unidas para el Desarrollo, Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT) (1947). En estos marcos uno de los puntos de miras fundamentales de estas instituciones fueron los países subdesarrollados. En la visión del sur se configura un tono de confrontación con respecto a los países desarrollados, el cual coloca la atención en que la “ayuda para el desarrollo” concedida por estos países, es el resultado de un compromiso adquirido por las antiguas metrópolis, con los territorios sometidos a la explotación colonial. La concepción de los países subdesarrollados, considera que el desarrollo es un derecho de los pueblos, no una meta a alcanzar, destaca además, que los obstáculos a las acciones emprendidas para lograr el desarrollo constituían un legado del colonialismo. El problema del subdesarrollo para la teoría del desarrollo económico, colocó su atención en la problemática de la reducción de la pobreza, concebido como el “incremento de la capacidad productiva y el aumento del ingreso per cápita”. Por lo tanto, la formación de capital a través de ahorro y los incentivos, tomaron una etapa central, y de hecho, las desigualdades fueron justificadas, sobre la base del criterio de que estas son la única ruta para lograr mayores ahorros por medio de incentivos financieros de empresarios. Ello se justificó sobre la base de que en el largo plazo las desigualdades serían rectificadas por medio de trickledown del crecimiento y la formación de vínculos “hacia delante” y “hacia atrás”. Hipótesis de Kuznets y planteamientos de Singer. El punto de vista convencional sobre la rectificación de las desigualdades sobre la base del crecimiento es un derivado de las observaciones de Kuznets en forma de “U” invertida, (se conoce como la curva de Kuznets). A mediados de los 50 Kuznets planteó la hipótesis de que en las fases iniciales del crecimiento la distribución del ingreso sería menos equitativa y sólo más tarde se haría más equitativa. Su argumento de “U” invertida, toma como supuesto la reducción tendencial de la desigualdad en la distribución del ingreso entre el sector industrial y el agrícola; y por el paso de la población del sector rural al industrial. De ello se infiere la incompatibilidad entre crecimiento y equidad, dado que esta teoría coloca las políticas sociales en un segundo plano, al dejar por sentado el hecho de crecer primero, y que luego se progresaría en términos de equidad de forma automática. Autores como Singer, tomando en consideración los aspectos relacionados con las experiencias teóricas y prácticas sobre el desarrollo antes esbozados, señalan que este pensamiento tuvo sus años dorados en sus primeros 25 años, y que el mismo, fue altamente influenciado por los acuerdos de Bretton Woods y los presupuestos teóricos vinculados a la teoría económica de Keynes. Visión cuantitativa del desarrollo: su connotación En este contexto histórico y particularmente, durante la década del 50 y el 60 la conceptualización sobre el desarrollo, comprendía el mismo, en términos cuantitativos; caracterizándolo como la capacidad de una economía nacional, cuya condición económica inicial ha sido estática durante largo tiempo, para generar y sostener un aumento anual de su producto nacional bruto a tasas de 5 o 7 porciento. Tal vez, se hizo caso omiso a la definición de Francois Perroux (1965), que aunque se identifica con el lado cuantitivista del desarrollo, expresa algo interesante que incluye lo social, al definir el desarrollo como “la combinación de cambios mentales y sociales de una población que la capacitan para hacer crecer el desarrollo”. Es importante anotar que durante el 1er decenio para el desarrollo (década del 60´) anunciado por Naciones Unidas, la teorización del desarrollo que se sigue, coloca su atención principalmente en la acumulación de capital físico debido a sus fuertes vínculos con la teoría del crecimiento. De acuerdo con lo anterior, los objetivos económicos y de desarrollo social de la política económica fueron medidos a partir del empleo de la tasa de crecimiento del PNB/percápita. Es decir, el desarrollo se tiende a medir por la capacidad de un país para aumentar su producción a una tasa mayor que la del crecimiento de su población. Lo que es lo mismo que indicar, el argumento, de cuantos bienes y servicios reales están a disposición del ciudadano medio para el consumo y la inversión. Se consideró también, como indicador del desarrollo aquellas modificaciones que incluyeran variaciones en los agregados del PIB, donde lo representativo consistía en que la participación de la agricultura en la generación del PIB, fuera menor que las industrias manufactureras y de servicios, y en el ángulo del empleo, este como tendencia se concentrara más en el sector industrial. En el esquema antes planteado se asumía que el sector industrial presenta rendimientos crecientes a escala, subyaciendo el criterio de que la inversión, es proporcional al crecimiento de la producción. Por lo tanto, las estrategias de desarrollo se concentraron esencialmente en el crecimiento, en una rápida industrialización urbana, a menudo a expensas del desarrollo rural y de la agricultura. Fallas de las medidas del desarrollo: efecto “trickle down”. Las fallas de estas medidas del desarrollo antes esbozadas estaban subyacentes en las consideraciones teóricas y prácticas, las cuales dejaban al libre juego los efectos sociales del desarrollo, al dejar implícita la idea de que los efectos benéficos del mismo en lo social, como la mejora del estándar de vida fluirían con mayor crecimiento económico. En otras palabras la expectativa se basaba en un efecto “trickle down” de mejora en el bienestar material que llevaría a cambios medibles en aspectos del desarrollo social, tales como: mejora en los niveles de alfabetización, tasa de mortalidad y salud. Estos resultados socialmente deseables fueron considerados como un sub-producto del crecimiento y no como preocupaciones fundamentales del desarrollo. Durante la llamada década del desarrollo (años 60s) un gran número de países subdesarrollados lograron las metas de crecimiento global fijadas por las Naciones Unidas. En cambio, los niveles de vida de la población, permanecían invariables. Se puede situar como ejemplo, el caso de América Latina donde a principios de la década del 70´, un 40% de los hogares vivía en situación de pobreza absoluta, determinada por la imposibilidad de adquirir la canasta mínima de bienes y servicios para satisfacer sus necesidades básicas, y que casi la mitad de ellos vivía en condiciones de indigencia puesto que su ingreso no alcanzaba ni aun, para adquirir los alimentos que le proporcionaría una dieta mínima adecuada. Hacia 1970, año de expansión capitalista en América Latina y en los países del capitalismo desarrollado, existían 110 millones de pobres en y, de ellos 54 millones podían considerarse indigentes Crisis del desarrollismo en América Latina: su reflejo en el entorno internacional. Como reflejo de lo planteado, en el periodo 1960-1970 tiene lugar la “crisis del desarrollismo” en América Latina, debido entre muchas cosas al deterioro de las relaciones económicas externas de América Latina. En el plano de funcionamiento económico interno, en la primera mitad de la década del 60´ hubo un deterioro de los ritmos de crecimiento, -que en los años posteriores se vio transitoriamente atenuado por el masivo ingreso de créditos externos. También pasan a ser un argumento de la “crisis del desarrollismo”, los desequilibrios intersectoriales e intersectoriales existentes, en condiciones de una base industrial insuficiente. El efecto fundamental fue que la industrialización estuvo lejos de constituirse en un motor del desarrollo. Tales experiencias, estaban indicando la existencia de dificultades en la definición del desarrollo. Ello fue apuntado por un número creciente de académicos y responsables de políticas públicas, los cuales, abogaban por un “destronamiento del producto nacional bruto” como medida única del desarrollo. Decenio del desarrollo: década del 60´. La designación por Naciones Unidas de la década del 60 como el decenio del desarrollo, estuvo asociado a la confrontación de las posiciones entre los países desarrollados y subdesarrollados, recogiéndose como “frutos” al menos en el ámbito de la conformación de esfuerzos institucionales, la transformación de la Cooperación Económica Europea en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo. También en este decenio se creó en 1964 la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD). El reconocimiento por parte de los países subdesarrollados de que los conocimientos creados, constituía una forma específica de dominio económico por parte de los países capitalistas desarrollados, contribuyó a que estos países buscaran mecanismos que permitieran una “postura unificada en el plano político”. El resultado de ello fue la formación del Grupo de los 77 (G77) y la Fundación de Países No Alineados (NOAL), institucionalizándose lo que se ha de llamar un enfoque “tercermundista” en la política global. II decenio para el desarrollo. Los años 70 denominados como la segunda década de Naciones Unidas para el desarrollo, comenzaron con la crisis petrolera de 1973 y la ruptura del Sistema Financiero Internacional de Bretton Woods. Estos acontecimientos colocaron al sistema mundial ante una de las peores crisis económica y social de su historia, con lo que se hace más evidente la “crisis de la ideología del desarrollo”, que estuvo montado sobre los rieles de indicadores puramente cuantitativos, siendo particularmente palpable en el incremento de la pobreza, el desempleo, y en la declinación de los niveles de productividad en las diferentes ramas de la economía, con particular énfasis en la agricultura. Las prácticas de políticas económicas y los análisis de diversos autores corroboran que la reducción de los niveles de desigualdad, no se logra de manera automática a medida que aumenta el ingreso según el patrón de Kuznets en los años 30s-60s. Desde los años 70´, en los países desarrollados no se ha verificado la hipótesis de Kuznets; para los países desarrollados el crecimiento de la desigualdad afectó los patrones anteriores, con lo que se sustituye la curva en forma de “U” invertida por una calificada como “curva estilo serpiente”. Ello dejó como huella que en los marcos de la aplicación de políticas, no puede asumirse el automatismo de que un crecimiento en el ingreso per cápita promedio alivia la desigualdad y la pobreza, de lo que se deduce el desempeño de políticas de corte social adecuados. De acuerdo con la tesis antes planteada, el enfoque alternativo del desarrollo en los años 70´, estuvo dirigido en diferentes direcciones, destacándose la concepción de paliar las desigualdades sociales, a través de la generación de empleos y una mejor distribución del ingreso. Ello fue un foco de atención en las sesiones especiales de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el Desarrollo. Uno de los resultados de esta asamblea fue el llamado a la creación de un Nuevo Orden Económico Internacional (NOEI), enunciado en la Cumbre de Argel en 1973. También fueron relevantes las “acciones” promovidas por el Banco Mundial inspirada en la idea de palear las necesidades básicas a través de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (1976) y el Informe Brandt (1980) con su programa para la supervivencia recogido en inglés bajo el nombre “North-South: A program for Survival”. El enfoque alternativo del desarrollo en la década del 70’, no solo fue relevante por el reconocimiento de los problemas relacionados con la distribución del ingreso, sino además, por el llamado desde sus distintas posiciones a tomar en consideración los problemas ecológicos que afectan a la humanidad. En este marco fueron significativos los Informes del Club de Roma referente a “Los límites del crecimiento” (1972), “La humanidad en la encrucijada” (1975), “Reshaping the International Order” (1976), y de otra parte, la Conferencia de Estocolmo (Suecia 1972) sobre Medio Ambiente. Parte III REFORMULACIÓN TEÓRICA DEL DESARROLLO. Las preocupaciones sobre el desarrollo durante la década del 70, dieron lugar a que tanto en el marco institucional como académico, se produjeran múltiples declaraciones de cómo debería ser el desarrollo. Bajo el criterio de que las “necesidades básicas” son un elemento que deben tomar en consideración los esfuerzos del desarrollo, Robert Mc Namara- (1971) el entonces director del Banco Mundial, argumentaba que “el desarrollo debía estar lejos de ser expresado simplemente en términos de crecimientos, enfatizando en la necesidad de una mejor distribución del ingreso, y en el mejoramiento de la calidad de vida, como medidas importantes de desarrollo Este enfoque del planeamiento y la política del desarrollo, es un indicador de la filosofía de “crecimiento con equidad” el cual, fue influenciado por los escritos de Seers (1969), Singer (1970) y particularmente los trabajos de Gunnar Myrdal (1968, 1970). Este último autor emite la noción de un desarrollo integrado, el cual, a su juicio requiere de un gran énfasis en el cambio estructural y en las bases de la distribución relativas al planeamiento económico. Este modo de pensamiento fue significativo también en dos escuelas de pensamiento: la “teoría de la modernización”, la cual estaba sujeta a la filosofía de las “necesidades básicas” y la “teoría de la dependencia”, quienes desafiaron los puntos unilaterales de la concepción del desarrollo. Teoría de la modernización. En lo concerniente a la “teoría de la modernización” esta tiene como supuestos básicos, la solución de los problemas del hombre, garantizando un estándar de vida aceptable y progresivamente alto, establecer el vínculo entre el individuo y el colectivo. Concibiendo a este último, como un prerequisito fundamental para la transformación; de lo que se deriva la concepción de crear estructuras sociales para enfrentar los cambios. Es decir, significa asumir un complejo proceso de transformaciones interdependientes, con la finalidad de promover una alta movilidad y participación del individuo. Autores como Bert Hoselitz (1960), aplicaron las variables de Talcott Parson referidas al particularismo-universalismo, atribución-realización y difusión-especificidad, a los problemas del desarrollo y del subdesarrollo. Según Hoselitz, la sociedad alcanzaría el desarrollo o modernización, cuando el particularismo, la atribución, y la difusión fueran reemplazados por el universalismo, la realización y la especificidad. En realidad la idea de la modenización equivalía a occidentalización. Obstáculos de índole ideológica, motivacionales e institucionales fueron echando por tierra el concepto. Teoría de la dependencia. La “teoría de la dependencia” debate como elemento fundamental la contradicción desarrollo-subdesarrollo. Sus representantes han resaltado distintos momentos de esta contradicción, en ello es destacado el postulado de Paul Baran(1962) quien es contrario a la tesis de que el desarrollo es transportado del centro a la periferia, destaca que el subdesarrollo de la periferia, es el resultado del desarrollo del centro, por lo que se podría plantear que el subdesarrollo forma parte de la naturaleza expansiva de las naciones desarrolladas, consolidándose particularmente en condiciones de subordinación a las potencias imperialistas. En el marco teórico de la dependencia también ha jugado un papel importante André Frank Gunder, quien fue uno de los primeros estudiosos de una teoría alternativa de desarrollo en América Latina. Siguiendo a Baran insistió en que el uso del excedente económico es causante del desarrollo del subdesarrollo. En esta línea de pensamiento es destacado el punto de vista de Teotonio Dos Santos (1969) al plantear que el subdesarrollo esta lejos de constituir un estado de atraso anterior al capitalismo, enfatizando en que esto es una consecuencia del desarrollo del capitalismo, que crea una situación de dependencia condicionada por un grupo de países, surgiere además, que la misma se crea bajo el estatus de la división internacional del trabajo y otras formas de interdependencia. Sin embargo, tal punto de vista no debería considerarse de manera absoluta debido a que determinados países subdesarrollados como los del Sudeste Asiático lograron acceder a condiciones ventajosas en la División Internacional del Trabajo, en lo que fue relevante el papel desempeñado por el Estado (developmental state o Estado desarrollísta), caracterizado como un Estado fuerte, centralizado, vertical, autoritario y represivo, frecuentemente influido por el control militar, también es reconocido como un Estado interventor, inductor, concertador, mediador, proteccionista, paternalista y benefactor, lo cual ha atravesado por diferentes etapas En su primera etapa, la intervención del Estado se caracteriza por promover una rápida acumulación de capital, progreso industrial por la vía de la sustitución de importaciones, así como, el desarrollo del mercado interno, o desarrollo hacia adentro. A través de este proceso el Estado inicia actividades económicas industriales en sectores seleccionados, y una vez productivos, los traspasa al capital privado. En una segunda etapa, el Estado promueve las estrategias de desarrollo orientadas hacia fuera con el objetivo de conducir a un mejor desempeño económico, en términos de exportaciones, crecimiento económico y empleo, superando las estrategias de desarrollo orientadas hacia adentro. Para lograr esto, el Estado estimula a sus empresarios hacia actividades exportadoras vía franquicias y facilidades tributario-administrativas y también vía subvención de precios en el mercado interno. La tercera etapa consiste en impulsar decididamente las exportaciones más intensivas en tecnología y trabajo especializado, concentrándose en una gama de productos de más alto valor agregado, lo que no sólo incrementa su competitividad en el exterior, sino que en el interior estas nuevas industrias de exportación ya no constituyen enclaves de exportación como la primera etapa, sino que promueven elevados niveles de integración con una base industrial local mucho más desarrollada. Lo típico de los países asiáticos, dentro de todo esto es haber creado una estructura dual, flexible, que promueve tanto el desarrollo hacia adentro, como las exportaciones alternándolas o combinándolas, según las condiciones prevalecientes en el mercado regional o mundial. Por consiguiente, la experiencia asiática obliga a revalorar el papel del Estado en la vida económica frente a la retórica neoliberal que proclama su ineficacia y propugna por su desaparición. A través de una concepción pragmática de aplicación de “multimodelos”; los países asiáticos lograron exhibir altos ritmos de crecimiento económico y de desarrollo social . El nivel de intervención estatal en los casos más notables (todos ellos menos Hong Kong) es alto, siendo capaces de combinar la propiedad estatal con la política de liberalización comercial, lo cual es muestra evidente de que la crítica de derecha al control del Estado es más bien absurda. Hans W. Singer (1970) al explicar la relación desarrollo subdesarrollo, señala que esta es una especie de gancho en la que los países más ricos crecen más rápido sobre la base de tecnologías intensivas en capital, y el mejoramiento de los indicadores de mortalidad, salud. Mientras que en los países pobres- explica Singer- existe una explosión demográfica, el riesgo de altos niveles de desempleo, falta de un personal calificado para el desarrollo tecnológico etc. Idea del otro desarrollo. A mediados de la década del 70’, apareció un documento de particular relevancia, el cual, plantea la idea del “otro desarrollo” (1975). Esta perspectiva de futuro sugería un desarrollo necesariamente orientado, con énfasis en los factores internos, sobre bases propias, ecológicamente sano, y basado en transformaciones estructurales. Esta concepción, sugiere tomar en consideración las necesidades humanas, colocando primariamente a aquellos que han sido explotados y privados de sus derechos. Por otra parte, la idea sobre el “otro desarrollo” reconoce la importancia de la equidad, la libertad de expresión, así como, el desarrollo de la capacidad de convicción y creatividad. Según esta perspectiva, cada sociedad es libre de operar de acuerdo con sus valores y cultura, articulando su propia visión del futuro. Propugna sobre esta base la idea de que no deben de existir modelos universales, y de que, una sociedad tiene que confiar en sus fortalezas. Esta postura sugiere además, colocar en el centro del desarrollo el uso racional de la biosfera, respetando los ecosistemas locales. En una dimensión que interrelaciona lo local y lo global, -la concepción del “otro desarrollo”- destaca la necesidad de transformaciones estructurales que tomen en consideración desde la pequeña comunidad hasta los vínculos humanos de carácter global, sugiriendo que ello involucre la participación de los diferentes mecanismos de decisión. Otro punto que plantea como importante en el desarrollo, es la capacidad de autogobierno, al indicar que este debería contar con fortalezas para la acción. El efecto es que se amplía así la concepción del desarrollo, que implica mucho más que crecimiento, ya que no se refiere al dinamismo de los principales agregados económicos, sino a su estructura y proyección política y social. Según esto autores como Marshall Wolfe (1976), definen el desarrollo como “procesos de crecimiento y de cambio relacionados sistemáticamente entre sí, que expresan una aspiración por una sociedad mejor. Estilos de desarrollo. Siguiendo el planteamiento anterior, se destacan autores como Aníbal Pinto 1976, manejando la idea de “estilos de desarrollo” como categoría de análisis, para designar las relaciones capitalistas, socialistas y las consiguientes estructuras de países desarrollados y subdesarrollados. Definiendo “estilo” como la opción política, social y económica adoptada dentro de un sistema y estructura determinados. En lo económico, Aníbal Pinto define el “estilo de desarrollo” como “la manera en que dentro de un determinado sistema se organizan y asignan los recursos humanos y materiales con el objeto de resolver los interrogantes sobre que, para quienes y como producir los bienes y servicios” En el ámbito teórico analizado se encuentran definiciones que sintetizan lo planteado, cuando en el punto de vista de la CEPAL hacia finales de los 70´, se plantea que “el desarrollo debe ser concebido como un proceso integral caracterizado por la consecución de metas económicas y sociales que aseguren la participación efectiva de la población en el proceso de desarrollo y en sus beneficios, para lo cual se hace necesario realizar cambios estructurales profundos en dicho ámbito como prerrequisito para el proceso de desarrollo integral a que se aspira”. En esta línea de pensamiento, se coloca como algo esencial la necesidad de desplegar esfuerzos para el desarrollo de cambios cualitativos y estructurales de las estructuras tradicionales que limitan el progreso social y el desarrollo económico. También son cuestionadas las estructuras subyacentes que determinan esos fenómenos, refiriéndose al desarrollo y relaciones con los países imperialistas a partir del dominio de las relaciones capitalistas y el poder político de las oligarquías monopolistas. Balance de un paradigma su efecto en el decenio de los 80s. Al hacer el balance de la evolución sobre la construcción de un “paradigma” de desarrollo en los años 70, habría que reconocer, que este escenario enfrentó desafíos que colocaron a la economía mundial en una situación de crisis y recesión, en la que fueron involucrado la mayoría de los países en desarrollo, con lo que el pensamiento dominante de la “economía neoclásica” sobre el desarrollo se vio sometido a un fuerte retroceso. El resultado de los desajustes generados por esta crisis económica y de pensamiento fue que el decenio del 80 comienza con una situación de crisis del Sistema Capitalista. Ello se hizo evidente en los desequilibrios financieros y comerciales, los cuales, afectaron con particular fuerza a los países subdesarrollados, como consecuencia de esto se hace latente la llamada “crisis de la deuda externa“. Por consiguiente, uno de los rasgos que tipifica parte de la década del 80´, es la aguda polémica “Norte-Sur” para hacerle frente a los problemas de la deuda externa. En esta lucha fueron significativos los esfuerzos del pensamiento cubano, a través de la figura de académicos y del Presidente Fidel Castro Ruz, sugiriendo importantes propuestas para enfrentar los problemas relacionados con la deuda. Por otra parte, los años 80, comienzan a ser caracterizados por la importación de paquetes de medidas económicas dirigidas a la estabilización, la liberación del comercio, la regulación y el ajuste asociado con cambios estructurales. En ello fueron muy activas las políticas del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial coincidentes en la propuesta de “ajuste estructural”. La finalidad de estas medidas era recuperar el capital que se encontraba en los países subdesarrollados en formas de deudas. Estas propuestas tienden a marcar una nueva fase en la promoción del “desarrollo” de estrategias consistentes en políticas monetarias, desde la economía de los países capitalistas desarrollados, que responden al discurso de la ideología neoliberal. Este programa de ajuste estructural estuvo dirigido a estabilizar los desajustes existentes entre la demanda domestica agregada y la disponibilidad de recursos. Es decir, la finalidad era establecer una posición de equilibrio en el balance de pagos, y paliar la inflación con una alta tasa de crecimiento estable y el mejoramiento del consumo per cápita. Sin embargo, en términos sociales tales políticas de ajuste significaron retrocesos debidos al gran peso que ocuparon en su contenido las medidas dirigidas a recortar los gastos sociales en el presupuesto estatal. Esto tuvo particular significación para la población de las economías subdesarrolladas. Hacia fines de los 80´ la polémica en torno al desarrollo, gira alrededor de reexaminar los efectos económicos y sociales que resultaron de la acogida por parte de los países subdesarrollados, de las políticas de ajuste antes mencionadas. De esta manera comienzan a ser modificadas estas políticas, y son sujetas a estimular crecimientos más elevados, con la particularidad, de que esta fase del pensamiento sobre el desarrollo va colocando como centro los aspectos sociales. Idea sobre la “human face” o cara humana del desarrollo. En este ámbito se promueven variaciones que se sintetizan en la fraseología de “ajuste con crecimiento y equidad”, se coloca así el énfasis en la idea sobre la “human face” o cara humana del desarrollo. Esta alternativa de pensamiento evidencia la búsqueda de un crecimiento resistente a la ideología neoliberal, que tiende a colocar la atención en el “desarrollo social”, el cual resalta los aspectos vinculados a la calidad de la vida y las necesidades humanas. Una definición suficientemente crítica de lo que debería ser el desarrollo y que se contrapone al enfoque neoliberal, en esta época es posible encontrarla en Michel P. Todaro, al destacar que el “desarrollo debe concebirse como un proceso multidimensional que implica cambios de las estructuras, las actitudes y las instituciones, al igual que la aceleración del crecimiento económico, la reducción de la desigualdad y la erradicación de la pobreza”. Todaro sugiere además, que el desarrollo debe representar toda la gama de cambios mediante los cuales todo un sistema social, atento a las diversas necesidades básicas y los deseos de individuos y grupos sociales integrantes de ese sistema, se aleje de una condición de vida percibida generalmente como poco satisfactoria y se aproxime a una situación o condición de vida considerada “mejor” en sentido material y espiritual. Esta concepción deja claro que el desarrollo debe tener metas colectivas e individuales, y que debe fundamentarse en la nación, ser sistémico, endógeno y abierto, sin que ello signifique deterioro social. PARTE IV: NUEVA TEORÍA DEL CRECIMIENTO. Hasta aquí se han colocado los principales supuestos que han caracterizado la idea del desarrollo, sin embargo cabe preguntar si ello significó el abandono total de la teoría del crecimiento. Al realizar el balance sobre la reformulación de la teoría del crecimiento, es importante indicar que esta no ha sido desechada en el tiempo. A pesar de la enorme polémica que causaron sus insuficiencias ha continuado siendo básica para explicar las tasas de crecimiento de un país, así como, las causas de las diferencias entre las tasas de crecimiento y rentas per cápita de los distintos países. Según esto es posible distinguir nítidamente dos períodos en el recorrido de esta teoría, el primero ubicad en los años 50 y en los 60´ y el segundo, a finales de los ochenta y en los noventa. En el primer periodo las investigaciones dieron a una polémica en torno la teoría del crecimiento, entre sus representantes fue destacado el modelo de Robert Solow. Los estudios más recientes se conocen con la denominación de teoría del crecimiento endógeno, sus primeros aportes se debieron a los trabajos de Paul Romer, con su trabajo Increasing Returns and Long-Run Growth. En Journal of Political Economy octubre 1986 y de Robert Lucas con el título en inglés “On the mechanics of economic development”. En: Journal of Monetary Economics, july 1988. De Solow a Romer: una relación de continuidad. Del modelo de Solow, parte la nueva teoría del desarrollo iniciada por Romer (1986), la explicación de este autor añade 3 presupuestos que son básicos en su teoría: a) Asume que las utilidades sociales de la inversión son mayores que las privadas debido a las externalidades (tecnológicas); b) Presupone que si el capital se define más ampliamente, su peso dentro de la producción es mucho mayor que medido tradicionalmente; c) Presenta la idea del progreso técnico como el resultado endógeno de I+D orientado a la comercialización. Partiendo de estos supuestos Romer, elabora un modelo con una función de producción de bienes y otra para ideas: Y = K^α(ALy) ^1-α . Describiendo como el capital K y el trabajo L, se combinan para producir Y, usando el stock de ideas A, en este marco plantea la existencia de rendimientos crecientes de escala debido a la acción dinamizadora con que actúa el conocimiento (A). Asume el criterio de que el comportamiento de A se explica solo por la tasa en que los trabajadores N producen nuevas ideas, planteando la siguiente ecuación  = δ∼LA (siendo δ∼ esta tasa) deduciendo de ella que los rendimientos serian siempre crecientes, añaden además, dos variables referidas al proceso de Investigación y Desarrollo (I+D), la cuales se refieren a la tasa de invenciones en que otros se adelantaron, o se trabaja simultáneamente λ, con λ < 1 y la tasa en que se utiliza el stock de conocimiento para lograr nuevas mejoras tecnológicas ϕ, con ϕ <1. El conocimiento (A) se explica entonces de la forma à = δL^λ AA^ϕ, siendo λ y ϕ variables exógenas al modelo y de hecho explicadas a través de la estadística que se tenga. Estos modelos están referidos fundamentalmente a países desarrollados y no explican de hecho las diferencias nacionales en cuanto a la frontera tecnológica. o al menos no explican como cerrar las brechas entre una y otra posición, sin embargo sirven como punto de referencia para tomar en consideración los aspectos vinculados al nivel de relacionamiento de la fuerza de trabajo calificada con el grado de desarrollo tecnológico. Modelo de Charles Jones. Atendiendo al aspecto antes planteado, en el marco de la teoría del crecimiento endógeno es relevante el modelo de Charles Jones en el cual se examina un modelo de crecimiento en países donde la frontera tecnológica esta lejos y se debe producir una transferencia para acortar la distancia. Partiendo de la ecuación fundamental de Romer y considerando una variable x que es el nivel de la tecnología disponible, Jones endogeneiza el mecanismo, a través del cual varios países logran utilizar bienes intermedios de capital mas avanzados. Jones de manera similar a Romer parte del hecho de que el país produce un articulo Y, usando trabajo L, capital K y un rango de bienes de capital xj, y añade que el uso de estos bienes de capital están limitados por el nivel de calificación de la fuerza laboral n, presentando como resultado que: Y = L^1-α ∫ xj^α . dj. Jones considera que cualquier bien intermedio de capital se puede producir con una unidad bruta de bienes de capital de forma: ∫h(t) xj(t) dj - K(t), formula una Cobb - Douglas común Y = K^α (hL) ^ 1-α, en este caso asume la calificación h, como un supuesto acumulativo resultado del uso de tecnología. Jones supone que la acumulación de capital se realiza a través de la compresión del consumo, indicando que K = sKY – dK, donde sK es el porciento de la inversión en la producción. La diferencia viene dada por la calificación h, si antes esta variable era simplemente el grado de escolaridad, aquí lo “novedoso” es que "la cantidad de bienes intermedios que un individuo es capaz de usar". Este aprendizaje se realiza de acuerdo a h = Ue ^ψu. A^γ h^ 1-γ . En esta ecuación U representa el tiempo en que los individuos estudian y se califican, A es la frontera tecnológica y u>0 y 0<γ<1. De modo que al aumentar el tiempo de calificación U, aumenta proporcionalmente la calificación h. Por lo que al asumir gy = gK =gh = gA como la ecuación original de producción per cápita Y* en función de la calificación, el tiempo de entrenamiento, el capital y el nivel de la frontera tecnológica, quedaría de la forma: Y* = (SK/ n+g+d) ^α/1-α (u/g e^ϕu ) ^ 1/α .A*(t).
En este modelo, el crecimiento aparece como el resultado de que los individuos aprenden a usar los bienes de capital más avanzados en la frontera tecnológica. La idea es que individuos más calificados asimilaran más rápido los avances de la ciencia y la tecnología, lo cual contribuye al desarrollo del país, de lo que se deriva la importancia del conocimiento vinculado a nivel de creatividad y a desarrollo tecnológico en la definición de la política económica.
Ello de hecho está acorde con las exigencias del proceso de globalización en las condiciones actuales, al ser el conocimiento, y el grado de desarrollo tecnológico variables básicas sobre la cual descansa su movimiento.
¿Homogeneidad en la nueva teoría del crecimiento?
Las ideas planteadas invitan a pensar la pregunta siguiente:
¿Homogeneidad en la nueva teoría del crecimiento?, Sobre lo que se podría plantear que la teoría del crecimiento no es homogénea.
Esta presenta avances y limitaciones, mientras Solow y sus seguidores trataban de buscar modelos susceptibles de generar políticas activas, los modelos de Romer y Lucas buscan explicar las razones del crecimiento sin intervención, en cambio los nuevos teóricos del crecimiento, no sólo tratan de explicar el mundo, sino de contribuir a su transformación.
Existen modelaciones bajo el crecimiento endogeneizado que demuestran que el libre juego de los mercados tiende a mantener las diferencias entre países ricos y pobres y que estas solo pueden ser eliminadas mediante políticas industriales y sociales extremadamente activas.
Modelos como el de Murphy, Shleifer y Vishny y la variación de Krugman ofrecen, explicaciones que muestran que en la generación de lazos estructurales entre regiones de diferente desarrollo en un mismo país, posibilitan la experimentación de que la idea de la construcción del desarrollo como una serie de empujones apoyados en sectores claves (manufactureros esencialmente) es básica para la elaboración de políticas económicas. Haciendo abstracción de los elementos matemáticos explicados, se puede indicar, como sumatoria que la idea central que trasmiten los nuevos teóricos del crecimiento, es explicar la tasa de crecimiento como un aspecto endógeno, es decir, que se determine dentro de la teoría.
Los defensores de esta teoría se basan en la idea de que la política económica de los gobiernos y la conducta económica en términos más generales deben ser capaces de influir en la tasa de crecimiento a largo plazo. Por lo tanto, buscan teorías para que eso ocurra.
A diferencia de la teoría del crecimiento neoclásico, donde la tasa de crecimiento correspondiente al estado estacionario es exógena, los nuevos teóricos del crecimiento conciben básicamente dos maneras de endogeneizar la tasa de crecimiento estacionario.
En primer lugar, parten del supuesto de que las tasa de progreso técnico puede hacerse endógena, a partir de tomar en consideración la proporción de recursos que se dedican a viabilizar el conocimiento, es decir, a la investigación y desarrollo.
En segundo lugar, indican que si los factores de producción muestran rendimientos la tasa de crecimiento del estado estacionario influirá la tasa a que se acumulen esos factores.
Este segundo aspecto, lo demuestran utilizando la siguiente función de producción Y=aK, en la que sólo hay capital, y suponiendo que hay rendimientos constantes de escala. Lo que significa que la producción es proporcional al stock de capital. Añadiendo el ahorro, parten del supuesto de que la tasa de ahorro es co
Simplificando el análisis, presuponen que la población no crece, el capital no se deprecia, y el ahorro se destina a aumentar el stock de capital, quedando la ecuación ΔK=sK=saK, osea, ΔK/K=sa. El efecto es, que la tasa de ahorro influye en la tasa de crecimiento del capital y como la producción es proporcional al capital, ocurre que ΔY/Y=sa. De lo que se deriva que la tasa de crecimiento de la producción, será mayor cuanto más elevada sea la tasa de ahorro, en el caso de la teoría neoclásica del crecimiento la tasa de crecimiento correspondiente al estado estacionario no depende de la tasa de ahorro.
La teoría del crecimiento endógeno deduce que deberán existir diferencias persistentes entre las tasas de crecimiento de los países que tienen tasas de ahorro y de inversión diferentes, la teoría neoclásica predice que estas diferencias sólo afectan a la tasa de crecimiento de la producción durante un periodo de transición (posiblemente largo).
Aunque puedan existir puntos de diferencias entre la teoría neoclásica del crecimiento y la teoría del crecimiento endógeno, esta última, apoya la primera en la búsqueda de convergencia condicional. En esta dirección Robert Barro muestra que aunque los países que invierten más tienden a crecer a un ritmo mucho más rápido, la influencia del aumento de la inversión en el crecimiento puede ser transitoria.
Es decir, los mayores inversores terminan, - según plantea la teoría neoclásica -, en un estado estacionario en el que la renta per cápita es mayor, pero no así la tasa de crecimiento.
Robert Barro denomina a esta conclusión convergencia
condicional, lo que significa que los países convergen en estados
estacionarios que dependen de la proporción del PIB correspondiente a la inversión en el mismo, así como, de la proporción del PNB correspondiente al gasto público y la tasa de inversión en capital humano.
La teoría del crecimiento endógeno resalta a la tasa de inversión, especialmente la inversión en maquinaria, infraestructura, y capital humano, como determinantes de la tasa de crecimiento de la producción a corto plazo y del nivel crecimiento sostenido a largo plazo.
La síntesis teórica de los aspectos hasta aquí estudiados indica que el desarrollo se produce como consecuencia de la acumulación de factores de producción, incluido el capital humano, en condiciones de un clima económico y político estable.
En suma la nueva teoría del crecimiento, coloca el conocimiento como un recurso económico, como el centro del proceso de creación de riqueza a través de la innovación.
Peter Drucker: planteamiento acerca de la economía basada
en el conocimiento.
La visión sobre lo anteriormente esbozado de autores como Peter Drucker (1994) plantea que la teoría de una economía basada en el conocimiento, será distinta a la keynesiana, clásica y neoclásica. Para ello parte de variados supuestos, toma como base una comparación entre la competencia perfecta e imperfecta, planteando que la competencia imperfecta como modelo de asignación de recursos, y de distribución de recompensas tiene en su lecho factores extraños a la economía misma, tales como el monopolio, la protección de patentes, reglamentación gubernamental, etc.
Sobre esta base coloca la economía del conocimiento en el marco de la competencia imperfecta, como algo inherente de ella, según este autor, en este ámbito las ventajas iniciales obtenidas mediante las tempranas aplicación y explotación del conocimiento son permanentes e irreversibles a este efecto le llama “curva de aprendizaje”.
Su conclusión es que esto implica que ni la economía del libre comercio, ni el proteccionismo por sí mismo funcionarán como políticas económicas, sino que tienen que aparecer ambas como en equilibrio.
En otro ángulo Peter Drucker señala: “Otro supuesto básico de los economistas es que la economía está determinada, o bien por el consumo, o bien por la inversión. Los keynesianos y neokeynesianos (Friedman) la hacen depender del consumo; los clásicos y neoclásicos la hacen depender de la inversión”.
Destaca entonces que en la economía del conocimiento no hay ni la menor prueba de que el aumento del consumo lleve a una mayor producción de conocimientos, como tampoco el aumento de la inversión lleve a una mayor producción de conocimientos.
Este autor toma como unidad de medida el tiempo, a partir de considerar la creación de conocimiento como un proceso continuo de largo plazo, que impide fijar los límites del consumo y la producción de conocimientos. De ello deduce que la creación de conocimientos es un proceso de mejora continua, explotación continua para el desarrollo de nuevos y diferentes productos, procesos y servicios y por último, destaca el lugar de la innovación continua.
Su idea central es que la industria de alta tecnología no sigue las ecuaciones de oferta y demanda de las economías clásica, neoclásica y keynesiana, en las cuales los costos de producción aumentan en proporción directa con el volumen de la producción, puesto que en las industrias de alta tecnología, los costos de producción bajan muy rápidamente, a medida que aumenta el volumen de producción.
El significado que observa Drucker es que la alta tecnología se puede establecer sobre una base de destrucción de competidores o lo que él llama “comercio entre adversarios”, para ello propone, que esta se haga sobre una base monopolista, con unidades económicas grandes que superen el Estado-nación.
En este sentido Drucker, promueve la idea de que esto requiere proteger la industria y dirigir el comercio con otros bloques, sobre la base de reciprocidad, en vez de proteccionismo o libre comercio, arguyendo que con ello el regionalismo sea inevitable e irreversible.
Sintetizando los supuestos de la teoría crecimiento endógeno.
A modo de comentarios parciales de esta parte del ensayo se puede plantear que los supuestos de la teoría crecimiento endógeno, son en gran sentido racionales con la naturaleza de puntos que se toman en consideración para el diseño del desarrollo en el contexto de la globalización.
Sin embargo, a esta teoría se le podría hacer la acotación de que estas preocupaciones desde un enfoque histórico, fueron objeto de análisis de los economistas clásicos.
Desde ese tiempo estuvo muy claro, que para entender la naturaleza y causas de la riqueza de las naciones y su crecimiento, es importante estudiar principalmente las “causas del perfeccionamiento en las capacidades productivas”, como lo presentó Adam Smith, David Ricardo, Stuart Mill y Carlos Marx con su teoría de que los factores que afectan el desarrollo dependen de las capacidades productivas de la sociedad.
En estos autores el cambio tecnológico y organizacional se presenta conscientemente como esencialmente endógeno.
Es indudable, que los factores estructurales son de particular importancia en el proceso de crecimiento y desarrollo, estos incluyen
a) El cambio endógeno del marco institucional de la economía en el curso del crecimiento y desarrollo,
b) Las desviaciones de la distribución en el producto y el empleo entre los diferentes formas de cambio tecnológico y organizacional, así como, el desarrollo de políticas para combatir la pobreza,
c) Los límites que racionalmente tiene los ecosistemas,
d) La diferencias estructurales entre países.
Sin embargo, ninguno de estos está contenido en la teoría del crecimiento endógeno, lo de hecho denota insuficiencias en su modelo.
PARTE V:
DEL DESARROLLO SOSTENIBLE AL DESARROLLO HUMANO SOSTENIBLE.
Independientemente de las insuficiencias y suficiencias que se puedan encontrar en los aspectos recogidos hasta aquí en las sesiones anteriores, se podría indicar que en su conjunto los puntos del debate planteado, han ido abriendo paso la idea de que el desarrollo es un proceso integral, y que su concepción requiere interdisciplinariedad con una visión global.
Ello deja como saldo que el crecimiento es condición necesaria para el desarrollo, pero no suficiente. Bajo esta concepción fue relevante en la década del 80´, el trabajo de la Comisión Mundial sobre Medio Ambiente y Desarrollo, con el conocido Informe Brudlant (1987) bajo la denominación de “Nuestro Futuro Común”
Estilos de desarrollo en el Informe Brudlant.
El Informe Brudlant centra su atención en los “estilos de desarrollo”, y sus repercusiones para el funcionamiento de los sistemas ecológicos, subrayando, que los problemas del medio ambiente y por ende de las posibilidades de que se materialice un “estilo de desarrollo sostenible”, se encuentran directamente relacionados con los problemas de la pobreza, de la satisfacción de las necesidades básicas de alimentación, salud y vivienda, de una matriz energética que privilegie las fuentes renovables, y del proceso de innovación tecnológica.
En este marco de ideas el Informe Brudlant propone como alternativa la búsqueda de un “desarrollo sostenible”, dejando una definición que opera en relación con un destino, que implica responsabilidad intergeneracional, al plantear a este como “un nuevo sendero de progreso que permite satisfacer las necesidades y aspiraciones del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades”.
No obstante, el informe en su tentativa de superar los antagonismos entre desarrollo y medio ambiente, o economía y ecología, protección ambiental y técnica; economía de subsistencia e integración en el mercado mundial, recurre a formulas que han sido catalogadas por los analistas del fenómeno como insuficientes, al no indicar los costos que supone alcanzar el desarrollo sostenible, tampoco explica como distribuirlos y con que estrategias responder a los diversos grupos de interés involucrados en el asunto, particularmente a los estratos sociales sumidos en la pobreza.
Fallas del Informe.
El informe carece de precisión en cuanto a la existencia de sujetos transformadores de la realidad al no identificarse los mismos. La exposición de la Comisión sugirió la existencia de un colectivo que se presenta como “humanity”, creando una colisión que no es claramente identificada, por lo que el desarrollo sostenible queda en el vacío al no depender de nadie, empleándose de manera pasiva el término, reforzando una impresión que provoca dificultades para describir el desafío que plantea.
El informe asume como verdad lo que tiene que ser demostrado, ello se hace evidente en como hay variados caminos que colocan puntos que imposibilitan su demostración, por ejemplo, el reporte reclama que el “presente” “necesita” prevenir las nuevas generaciones. Sin embargo, el punto de discusión está en como podrían ser identificadas las necesidades de las generaciones futuras fuera del espacio de estas; ¿quiénes decidirán que un bien o servicio pertenezca a las “necesidades básicas” de estas?
Otra contradicción está en como actualmente es prácticamente imposible satisfacer y definir las necesidades de la inmensa mayoría de la humanidad, entonces la pregunta continua latente, ¿cómo poder conocer y planificar las necesidades de las generaciones futuras, si la tendencia es a la perpetuación de mecanismos de poder transmisores de desigualdades sociales?.
En el Informe está presente la idea de que el crecimiento y el progreso tecnológico no entren en conflicto y para ello propone una política de ingresos para las naciones subdesarrolladas, suponiendo en su modelo un país de bajos ingresos donde:
a) 50% de la población vive por debajo del límite de la pobreza absoluta;
b) La mitad de la renta nacional se queda en el 20% de los hogares más acomodados, y
c) con una estrategia de desarrollo sustentable, 25% del incremento de los ingresos de los ricos se distribuye por igual entre las 4/5 partes restantes de la población.
El tiempo necesario para que la población que vive por debajo del límite de pobreza disminuye de 50% a 10% sería de 18 a 24 años si los ingresos per cápita crecieran 3%; 26 a 36 años, si aumentan 2%, y 51 a 70 años si lo hicieran 1%.
Tales premisas no liberan las desigualdades garantizan una mejor distribución a favor de los ricos y de otra parte, mantiene presente el umbral de la pobreza, dado que no toma en cuenta los mecanismos de esparcimiento de la pobreza al considerar esta como algo inevitable.
El informe trasmite una esperanza sin fundamento empírico, al exagerar la importancia del crecimiento económico, suponiendo un incremento anual mínimo en los países desarrollados de 3% o 4% y de 5% y 6% en los países pobres. Para ello toma como hipótesis el lugar que podría desempeñar el progreso tecnológico vinculado a medios que no dañen el medio ambiente, sin embargo, la carencia de datos factibles sobre la posibilidad de la transformación productiva y social en el “sur” hecha por tierra tal esperanza en la práctica.
La otra debilidad fundamental del informe radica en que no distingue entre una integración tradicional pasiva y una activa y selectiva de los países subdesarrollados en el mercado mundial. Con ello no considera que las estrategias ISI aplicadas en América. Latina, aisladas del contexto mundial, promovieron una inserción pasiva en la economía mundial, ya que sólo se aprovecharon las ventajas comparativas estáticas, quedando marginadas en la economía mundial.
Por consiguiente, el informe no trasciende los modelos Tradicional los parámetros del modelo de crecimiento exportador de materias primas, lo cual contribuye a la degradación ecológica.
En suma, el informe define las relaciones entre medio ambiente y desarrollo y propone un programa global para el cambio, pero no toma en cuenta las tareas para su implementación práctica, y que realmente le podrían colocar en una posición realmente transformadora entre ellas se podrían indicar:
a) Comprender como la gente y las sociedades se interrelacionan con su medio ambiente.
b) Desafiar los modelos simplistas que la ideología dominante reclama para ser la única manera de interpretación de los fenómenos económicos,
c) Localizar el concepto de crecimiento, que sea distinguible histórica y culturalmente, y que ello identifique los mecanismos adecuados para hacerle frente al enriquecimiento y la exclusión.
d) Aplicar mecanismos de integración activa y sostenida en el mercado mundial mediante productos y servicios de creciente calidad con un grado cada vez mayor de valor agregado por la industria y el agro nacional, ello permitiría reducir el uso de recursos naturales y crearía las condiciones para introducir tecnologías no contaminantes y de bajo consumo energético. De esta es de desarrollo, dando la impresión de que asume manera, se desvincularía el crecimiento productivo de las exportaciones de consumo de recursos naturales, reduciéndose en términos absolutos la contaminación ambiental.
Desarrollo sostenible entre mercado y Estado.
Otro punto del debate sobre el desarrollo sostenible y las aristas propuestas podrían estar en el análisis del contexto en que asume importancia, a lo cual, podría adelantarse la interrogante siguiente: ¿Hasta que punto el desarrollo sostenible constituye una alternativa o un destino que es posible alcanzar en las condiciones socioeconómicas del mundo actual?
Al igual que las etapas anteriores esta concepción aparece en condiciones de crisis, en medio de un profundo contraste entre el mercado y el Estado, donde se tiende a privatizar la naturaleza bajo el supuesto de que la crisis ecológica radica en la ambigüedad de los derechos de propiedad sobre los recursos ambientales, y a estimular conforme a ello, por parte de los centros de poder mundial, la anulación del Estado como referente teórico práctico para la propuesta de acciones frente a esa crisis.
A partir de aquí se propone su sustitución por las fuerzas del mercado, así como, la subordinación a organismos supranacionales lidereados por las principales potencias imperialistas.
Se plantea además, en medio de un proceso de transición de la historia, que tiene como punto bisagra el “derrumbe del socialismo como sistema mundial”, es decir en condiciones de cese de la llamada “guerra fría”, lo que ha significado para la mayoría de las economías del tercer mundo entre otras muchas cosas, una reducción o anulación en algunos países, de la llamada “ayuda oficial para el desarrollo”.
El prestigioso investigador Roberto P. Guimaräes, pensando en la interrogante y en el contexto anteriormente descrito, destaca la idea de que la mantención del stock de recursos y de la calidad ambiental para la satisfacción de las necesidades básicas de las generaciones actuales y futuras, requiere de un mercado regulado, y de un horizonte de largo plazo para las decisiones públicas.
La disgregación está en que los gestores y variables referidos a
“generaciones futuras” y “largo plazo”, discrepan con el mercado, cuyas supuestos esenciales responden, a la asignación óptima de recursos en el corto plazo, -(bajo el supuesto keynesiano de que “en el futuro todos estaremos muertos” )- a políticas de ajuste, combinadas con recortes de los gastos sociales y a la desarticulación del Estado como garante económico y social.
En este contexto existen variados aspectos que escapan de la acción del mercado, como el equilibrio climático, la biodiversidad o la capacidad de recuperación del ecosistema.
Disyuntivas de un desarrollo tipo.
Según lo anterior, la primera contradicción está en que estamos ante una alternativa, cuyo destino resulta ser una simple apariencia. La segunda disyuntiva está, en el soporte de los mecanismos actuales lidereados por la ideología neoliberal, los cuales no funcionan globalmente, de acuerdo con el enfoque alternativo del desarrollo sostenible, constituyéndose por consiguiente, en una proposición carente de cualquier contenido social trascendente, quedando fuera de los límites de una sociedad que pueda perdurar políticamente de acuerdo a los aspectos sociales del desarrollo.
De ello se deriva la necesidad de delimitar las potencialidades reales de la transformación, es decir, el contenido sectorial, económico, ambiental y social del desarrollo. Y su sostenibilidad está en la viabilidad social de los elementos que interactúan en cualquier sistema.
Sólo así, las propuestas del desarrollo sostenible podrán constituirse en alternativas compatibles con las actuales y futuras generaciones en una dimensión espacial y temporal de corto y de largo plazo.
Las deficiencias del Informe y la definición planteada han suscitado variadas preguntas en torno a su nivel de concreción, siendo común entre los investigadores del tema, el criterio de que tiene un carácter ambiguo, bajo la óptica, de la necesidad de avanzar en su delimitación para visualizar los mecanismos que permitirían operativizarla.
Definición integrada del desarrollo sostenible.
La concientización de este fenómeno llevó a investigadores de ECODES, (término con que se conoce la Estrategia de Conservación para el Desarrollo Sostenible de Costa Rica) a trabajar en lo que ellos denominaron “definición integrada del desarrollo sostenible” concibiendo esta como: …”un proceso dinámico en el que el manejo de los recursos naturales, la potencialización del ser humano, los mecanismos de concientización y participación ciudadana, el enfoque del desarrollo científico y tecnológico, la formulación de nuevos esquemas legales y administrativos, la orientación de la economía y la opción de principios éticos de responsabilidad ambiental, fortalezcan las opciones para satisfacer las necesidades básicas actuales, sin destruir la base ecológica de la que dependen el desarrollo socioeconómico y la calidad de vida futuras”.
Los aspectos planteados requieren particularmente de una concepción que multiplique la acción humana, en lo que durante la década del 80´ y 90´, han venido trabajando diversos investigadores.
Recordando el documento Comisión del Sur.
Desafío para el Sur.
Cabe recordar en este sentido, el documento referido a la Comisión del Sur. Desafío para el Sur, el cual fue editado en 1990, siendo el resultado de trabajo de numerosos especialistas procedentes de distintas corrientes del pensamiento, e incluyendo a científicos de países capitalistas desarrollados y subdesarrollados.
La tarea de la Comisión Sur fue emprendida desde 1987, con la finalidad de mirar juntos los problemas del Sur y buscar soluciones que contribuyeran a enfrentar los problemas del desarrollo del Sur. En este contexto es significativo la noción de desarrollo que se ofrece para el Sur, entendiendo por este: “un proceso que permite a los seres humanos utilizar su potencial, adquirir confianza en si mismos y llevar una vida de dignidad y realización. Es un proceso que libra a la gente del temor a las carencias y a la explotación. Es una evolución que trae consigo la desaparición de la opresión política, económica y social, es un proceso de crecimiento, un movimiento que surge desde la sociedad que se está desarrollando”
Tal concepción sugiere una creciente capacidad para valerse por sí mismo, tanto en lo individual, como en lo colectivo. Se fundamenta en los recursos internos de la nación, y en un tipo de desarrollo en que el esfuerzo sea del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Es decir, hace énfasis en el ser humano, en el crecimiento, en lo que se produce, como se produce, a que costo social y ambiental por quién y para quién. Es esencial en la concepción de la Comisión Sur, lo referido a los objetivos del desarrollo; al plantear que el primer objetivo debe ser eliminar la pobreza, proporcionar empleo productivo y satisfacer las necesidades básicas, así como una distribución equitativa.
Documento de la Comisión del Sur. Desafío para el Sur- CEPAL: una visión compartida del desarrollo.
La visión de este documento es integral dado que enmarca la necesidad de lograr un entorno externo favorable al desarrollo humano, aspecto que tienden a compartir enfoques institucionales como el de CEPAL y el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) en la década del 90´.
En el caso de la CEPAL son destacados sus trabajos sobre Transformación productiva con equidad (1990) y Equidad y transformación productiva un enfoque integrado (1992), ideas en las que tiene particular influencia el pensamiento de Raúl Prebish (1980) con su teoría sobre la TRANSFORMACIÖN, otros antecedentes están en: CEPAL. Transformación y crisis: América Latina y el Caribe 1950-1984 en III tomos (1985); CEPAL. El desarrollo de América Latina y el Caribe: escollos, requisitos y opciones (1987); Hacia un desarrollo sostenido en América Latina y el Caribe: restricciones y requisitos (1989).
Básicamente el pensamiento de la CEPAL en los 90´, enfatiza sus preocupaciones hacia la idea que postula el desarrollo, a través, de combinar crecimiento y equidad, algo que en la propuesta de Kuznets se consideraba como objetivos esencialmente conflictivos, dado su supuesto de crecer primero y luego eventualmente redistribuir, experiencia que el tiempo se encargó de mostrar que este efecto tarda demasiado en producirse. La teoría del desarrollo en la concepción de la CEPAL en los 90´, parte del consenso que muestra que el conflicto entre crecimiento y equidad es evitable, observando áreas de complementariedad que dependen de los objetivos de las políticas que se apliquen, y evidenciando que es posible crecer con equidad en forma simultánea y no secuencial, siempre que se aplique un enfoque integrado, en que se incorpore en la política económica tanto el objetivo de la equidad, como el de crecimiento, y que la política social otorgue prioridad no sólo a la equidad, sino a la eficiencia.
El centro de este pensamiento, es que las políticas económicas y sociales deben estar dirigidas a potenciar la complementariedad entre crecimiento y equidad, así como, minimizar las áreas del posible conflicto.
De esta manera en los 90´, el pensamiento de la CEPAL evoluciona de un enfoque marcadamente técnico, con un insuficiente tratamiento de la política social, a establecer un equilibrio entre crecimiento y equidad incorporando la preocupación ambiental al proceso de desarrollo.
Entre las áreas de consenso que maneja la idea de la CEPAL, se reconoce que se deben evitar los desequilibrios macroeconómicos significativos, las tres áreas restantes son la inversión en recursos humanos, generación de empleo productivo y la modernización tecnológica, bajo el objetivo de evitar los desniveles salariales, romper el circulo vicioso de la pobreza, elevar la calidad de la educación, elevar los niveles de eficiencia y empleo, y lograr niveles adecuados de competitividad internacional, evitando la competitividad espúrea.
Con ello la CEPAL rechaza la tesis del enfoque de “goteo o derrame” al considerar que el crecimiento no conduce automáticamente a la equidad, por ello aboga por un enfoque integrado que combine las consideraciones de equidad a las políticas económicas y de eficiencia a la política social.
En el pensamiento de la CEPAL son relevantes los instrumentos para lograr combinar las bases de su enfoque integrado postulando a diferencia del modelo neoliberal acciones públicas activas y selectivas que superen los puntos críticos. El enfoque neoestructural de la CEPAL esencialmente apunta a que no bastan las medidas de liberalización y de desregulación que constituyen la esencia de la propuesta tradicional, como si los mercados fueran perfectos, aboga por instrumentos más activos que permitan superar las debilidades de los mercados (capital físico y humano, tecnología y divisas), el grado de activismo condicionado a la capacidad real de actuar del Estado, y de actuar en forma eficiente. Lo planteado es un indicador de los esfuerzos que hace el pensamiento institucional latinoamericano, por acceder de manera adecuada, a las áreas de la economía mundial, tomando en consideración aquellos aspectos que activen los componentes de la eficiencia económica y social bajo un clima políticamente estable.
Desarrollo humano sostenible: una fusión conceptual.
En el caso del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), pasan a ser relevantes durante los años 90´ sus informes sobre desarrollo humano, es así como en 1990, el Consejo de Administración del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, declaró como una de sus misiones básicas la idea de “promover el desarrollo humano”.
Con este argumento aparece en el primer Informe de Desarrollo Humano (1990), la definición de “desarrollo humano” concebido como un proceso en el cual se amplían las oportunidades del ser humano, destacando la idea de que en principio estas oportunidades pueden ser infinitas y cambiar con el tiempo, colocando en el punto de mira, tres oportunidades esenciales, entre ellas: disfrutar de una vida prolongada y saludable, adquirir conocimientos y tener acceso a los recursos necesarios para lograr un nivel de vida decente
En esta concepción el ser humano es considerado como motor a la vez que es objeto del desarrollo, involucrándolo en la posibilidad y necesidad de participar activamente como sujeto de transformación, en los procesos de ampliación de sus oportunidades en distintas esferas: ingreso, conocimientos, vida prolongada, libertad, seguridad personal, participación comunitaria y derechos fundamentales.
Esta visión considera como esencial el mejoramiento humano tanto para naciones desarrolladas como subdesarrolladas. Las variables fundamentales con que opera son la libertad económica, social, política, el ejercicio de la creatividad, el culto religioso, la seguridad humana, respeto a las minorías, problemas de drogadicción, posibilidades de empleo remunerado, etc. Cuenta con 6 componentes básicos ellos son: equidad, sostenibilidad, productividad, empoderamiento, cooperación, y seguridad.
El centro de los componentes del desarrollo humano es la participación del ciudadano, en los procesos económicos, políticos, culturales o administrativos. El ser humano está involucrado en los medios del desarrollo, no es un simple receptor de sus beneficios. La amplia participación ciudadana propias es condición imprescindible para el desenvolvimiento de los componentes del desarrollo humano. Bajo esta concepción el ciudadano es un complemento de las decisiones gubernamentales, teniendo como principio básico la democracia.
Al explicar esencialmente los componentes del desarrollo humano, sobre la equidad se puede esbozar que está se encuentra en consonancia con la relación oportunidad y desarrollo, debido a que para que el desarrollo aumente las oportunidades de las personas, estas deben disfrutar de un acceso equitativo a esas oportunidades.
Según esto, equidad se entiende como igual acceso a oportunidades, pero no iguales resultados, pues lo que cada uno haga con sus oportunidades está implícito en la esfera de la iniciativa individual. Es decir, existe igualdad de derecho, pero no de distribución.
El componente de la equidad comparte la idea de que la magia del mercado no basta para mantener el orden, y destaca que esto tiene que ser objeto de la voluntad política y de decisiones específicas y definidas.
Desarrollo sostenible una tarea de la concepción del desarrollo humano: connotación en la Cumbre de la Tierra (Río 92).
De hecho, el desarrollo sostenible pasa a ser una tarea de la concepción del desarrollo humano, quien partiendo del postulado de Brundtland, plantea que la sostenibilidad de las oportunidades humanas dependen de mantener una base de recursos: físico, humano, financiero, social y medioambiental.
La concepción de desarrollo sostenible adquiere particular connotación en la Cumbre de la Tierra (Río 92). La cual con una visión optimista, tiende a afianzar el carácter legítimo de las propuestas de desarrollo sostenible. En esta cumbre (Río 92) los análisis superan el ángulo ecológico del concepto, combinándose con propuestas de carácter social. Ello se reafirmó en la resolución 44/228 donde plantea con claridad que “pobreza y deterioro ambiental se encuentran íntimamente relacionados”, y que la protección del medio ambiente no puede estar aislada de este contexto.
Otro de los focos del debate de Río 92 fue el examen de estrategias de desarrollo colocando la atención en acuerdos específicos y compromisos de los gobiernos y órganos supranacionales, siendo notorio la identificación de plazos y recursos financieros para implementar dichas estrategias.
Otra de las variables que compone la visión de desarrollo humano es la productividad, planteándola como un aspecto importante en el desarrollo, entendida esta como la creación de riqueza a la vez que eficiencia en los procesos de producción. Esta variable esta en correspondencia con el principio de satisfacer las necesidades crecientes de la población, concibiendo el crecimiento económico como un medio, y el fin el desarrollo humano.
También incluye el empoderamiento, concebido como la formación de capacidades humanas, a través de mayores conocimientos y mejor estado de salud, proclama que esas capacidades deben ponerse en uso. Es decir, un desarrollo de la gente para la gente. No es un desarrollo paternalista, ni fundamentado en ideas de asistencialismo público. Como concepto empoderamiento se usa para designar que las personas estén en una situación que les permita escoger y ejercitar opciones vitales en base a su propia conciencia.
Cooperación, es otro de los aspectos que involucra el desarrollo humano, superando la visión de individuo e incluyendo la forma en que estos interactúan y cooperan en las comunidades. Entrañando una preocupación por el factor cultural, como la base de la cohesión social, según la concepción del desarrollo humano, la cooperación permite ampliar las opciones individuales, siendo una fuente importante de bienestar social.
Relacionado con esto, la concepción de desarrollo humano, atiende también, el componente seguridad, al permitirle a las personas un mayor rango de oportunidades económicas y sociales.
La visión del desarrollo humano sobre una base integradora parte de la idea de ampliar las oportunidades del ser humano, recogiendo los argumentos de variados enfoques de desarrollo alternativos: Entre ellos es significativa la teoría del crecimiento económico (explicado en momentos anteriores de este trabajo); incluye además la teoría de la formación de capital humano, o desarrollo de los recursos humanos, a partir del hecho de que sus representantes conciben al ser humano como un medio, no como un fin, colocando al hombre como un activo importante para la mejora de la productividad.
De otra parte, la teoría del desarrollo humano toma en cuenta la teoría del bienestar social, la cual considera al ser humano más desde la perspectiva de beneficiario del proceso de desarrollo, que como activo participante en él. Introduce además el enfoque sobre las necesidades humanas básicas, el cual centra su atención en el suministro de bienes y servicios esenciales (alimentos, ropa, vivienda), en lugar de hacerlo en el escenario más amplio de oportunidades para el ser humano.
La naturaleza del debate antes planteado ha ido indicando la preeminencia del factor humano del desarrollo, el cual se tiende a combinar con los problemas ecológicos. Estas preocupaciones fueron ocupando a inicios del 90´ la atención de los académicos, al punto de que en 1993, el PNUD con la finalidad de promover la idea del “desarrollo sostenible” concretada en Río 92, comenzó a buscar una frase que permitiera combinar los conceptos y aspiraciones expresados en las acepciones “desarrollo humano” y “desarrollo sostenible”.
La concepción del PNUD estuvo basada en que esta fusión fuera conceptual y operativa, dando lugar al nacimiento de la frase “desarrollo humano sostenible”
Este reconocimiento se hizo público en julio de 1993, cuando el presidente del PNUD en su primer discurso señaló que estaba emergiendo una nueva e integrada visión del desarrollo – un desarrollo centrado en el ser humano, equitativo, y sostenible ecológica y socialmente. Y añadió: podemos llamar a este nuevo desarrollo, desarrollo sostenible centrado en las personas. O podemos llamarle desarrollo protector del medio ambiente. Probablemente debemos llamarle desarrollo humano sostenible
Desarrollo humano sostenible como aporte del PNUD.
En 1994, este concepto se adoptó como un elemento básico del trabajo del PNUD; en febrero de ese año, el director del PNUD describe el desarrollo humano sostenible de la siguiente Manera: “Debemos unir el desarrollo sostenible y el desarrollo humano, y unirlos no sólo de palabra pero en los hechos, todos los días, en el terreno, en todo el mundo. El desarrollo humano sostenible es un desarrollo que no sólo genera crecimiento, sino que distribuye sus beneficios equitativamente; regenera el medio ambiente en vez de destruirlo; potencia a las personas en vez de marginarla amplía las opciones y oportunidades de las personas y les permite su participación en las decisiones que afectan sus vidas. El desarrollo humano sostenible es un desarrollo que está a favor de los pobres, a favor de la naturaleza, a favor del empleo y a favor de la mujer. Enfatiza el crecimiento, pero un crecimiento con empleos, un crecimiento con protección del medio ambiente, un crecimiento que potencia a la persona, un crecimiento con equidad”
Este concepto según el PNUD no implica o sugiere condicionalidades, involucra un enfoque revitalizado de la cooperación para el desarrollo, es una meta global aplicable a todos los países, Norte y Sur. Es un concepto incluido en la Carta de Naciones Unidas y reforzado por numerosos acuerdos internacionales, alcanzados mediante el auspicio de las Naciones Unidas. Incluye los acuerdos asumidos en la Cumbre de la Tierra en 1992 y en la Conferencia de El Cairo sobre Población y Desarrollo (1994).
La filosofía de este concepto plantea que la cooperación para el desarrollo sólo podrá tener éxito si se prioriza el contenido de lo nacional, incluyendo la condición del país y sus habitantes. Tal aseveración sugiere la idea de la existencia de un respeto hacia la soberanía nacional.
Este concepto imprime una lógica que coloca al hombre como sujeto de sus propias transformaciones, implicando con ello, una alternativa que se opone y critica al carácter hegemónico y neoliberal del desarrollo y a su patrón anterior.
Por consiguiente, un comentario parcial del asunto, indica que el pensamiento sobre el desarrollo humano sostenible en los 90´, viene a ser una síntesis teórica de los esfuerzos por hacerle frente a los problemas que han estado presentes temporal y espacialmente, poniéndose de manifiesto su superación en la naturaleza del calificativo desarrollo humano sostenible.
Desarrollo humano sostenible y Nuevo Orden Económico
Internacional.
Otro de los puntos básicos del desarrollo humano sostenible, es que coloca su atención en la importancia del factor externo, de aquí su estrecho vínculo con las relaciones económicas internacionales. Ello particularmente, se expresa en su propuesta sobre el Plan de 10 puntos de una Nueva Cooperación Internacional para el Desarrollo presentado a la Junta Ejecutiva del PNUD el 17 de febrero de 1994. Con ello el PNUD tiende a organizar una especie de lo que es calificado por algunos autores como “movimiento global” alrededor del concepto desarrollo humano sostenible.
Este concepto esta conectado con la idea de que exista un entorno internacional favorable, orientado al crecimiento resaltando que las fuerzas externas –el comercio, la deuda, las inversiones extranjeras directas y los flujos de capital, el acceso a la tecnología y la información- deben ser dirigidas al apoyo de los objetivos del desarrollo.
Esta propuesta recoge en términos esenciales postulados de la lucha por un Nuevo Orden Económico Internacional desplegada por los países subdesarrollados durante los años 70´, y que han sido planteados, en los diversos foros y debates de los años 80´ y 90´ por académicos, politólogos, y organismos internacionales.
El Plan de los 10 puntos contiene aspectos que son de particular importancia para enfrentar los desafíos del proceso de globalización, entre ellos son destacables, el llamado a reformar la asistencia para el desarrollo con la finalidad de paliar los problemas sociales; las preocupaciones globales; la combinación de medidas para fortalecer la capacidad de los gobiernos y la sociedad civil, para promover el desarrollo humano, etc.
Sin embargo, habría que señalar en el mismo como un punto que se debe manejar con cautela, su séptimo aspecto referido a alentar un fuerte sector de libre mercado y la utilización de las fuerzas del mercado para conseguir precios adecuados. A partir de que no todas los países subdesarrollados se encuentran en condiciones de introducir indiscriminadamente políticas de libre mercado.
Tal apreciación debería partir del propio carácter desestabilizador que ejerce la ley del valor en condiciones del carácter monopolista que tiene el mercado mundial.
Hasta el presente el mercado ha estado alejado de ser humanamente sostenible para las diferentes economías y regiones, el propio carácter desigual de estas aconseja que se combine cuidadosamente la relación Estado-mercado.
La reactivación de un desarrollo humano sostenible supone tareas compartidas, entre el sector público y privado. En cada país, las opciones posibles para esta combinación dependen por supuesto, de la doctrina predominante en cada situación concreta de gobierno, pero también dependen, del desarrollo real y la eficiencia alcanzada por el sector empresarial y el propio Estado.
El éxito de una planificación del desarrollo humano sostenible que integre ambos sectores, dependerá también del grado de libertad que exista para decidir y concretar estrategias nacionales de desarrollo.
Este último aspecto permite señalar otro factor que condiciona las opciones posibles para combinar en cada país la relación Estado-mercado, se trata de que dichas opciones no son plenamente autónomas en cuanto a la integración externa de cada economía.
La fuerza de las correas de transmisión – comerciales, crediticio-monetarias y tecnológicas- que mueven la interdependencia parece recomendar que en cada país se fije con claridad la preferencia en cuanto a su unión con la economía internacional y que, en conexión con ello, se busque la manera de aplicar la estrategia de desarrollo mediante instrumentos de planificación combinados con la operación del mercado.
Conclusiones.
A modo de comentarios finales se puede plantear que la concepción del desarrollo en el contexto de la globalización, se ha hecho más interdisciplinaria.
En su conjunto esta deja ver que el desarrollo, no es sólo crecimiento económico, sino, cambios estructurales, económicos, tecnológicos, políticos y ecológicos, que deben colocar en su esencia al hombre como sujeto y objeto histórico de transformación de su entorno, en una dimensión espacial y temporal que incluya interrelaciones, de carácter global, regional, territorial y local.
La forma de pensar el desarrollo sostenible en sus orígenes se basa en experiencias del mundo desarrollado, al igual que la mayor parte de la teoría del desarrollo, ello ha sido influenciado por el pensamiento globalizador.
Por lo que su pretensión de validez universal, debería ser rechazada, ya que una teoría universal, supone la unidad de lo diverso, reflejando las experiencias de diferentes sociedades en correspondencia con las exigencias que demanda el desarrollo en su sentido social.
El pensamiento sobre desarrollo ha progresado desde un enfoque con objetivos exclusivamente centrados en los resultados económicos, o calificada como la “noción opulenta del desarrollo”, a una concepción que entiende el mismo como un proceso, que abre el marco de posibilidades del hombre, como objeto y sujeto de transformación, y donde la cultura se complementa dialécticamente bajo el pensamiento de que esta es clave para el desarrollo.
Por lo que el desarrollo humano sostenible es exigente con los fundamentos de la diversidad como fuente de riqueza y condición misma de sostenibilidad.
Vale reiterar que en la concepción del desarrollo es posible observar una modificación sustancial en los paradigmas creadores de conocimientos que la explican.
En su acepción económica se tuvo en cuenta la noción de sostenido, ligada a un crecimiento que no percibía límites biofísicos, y generalmente interpretado desde el lado de la demanda, siendo esto ubicado con fuerza tanto en la lógica del mercado, como de economías centralmente planificadas, con la particularidad de que estas últimas priorizaban el carácter social del proceso de desarrollo.
En cambio el concepto de desarrollo sostenible, se enfoca desde el lado de la oferta ambiental, bajo la óptica de obtener rendimientos firmes, es decir, una productividad básica, de acuerdo a la capacidad que pueden suministrar los ecosistemas. Otra distinción es que el contexto desde donde se enfoca el desarrollo tiende a ser diferente.
De un ámbito nacional a uno global, que se asienta en interrelaciones globales y de naturaleza local.
Con la tesis del desarrollo humano sostenible, se podría retomar la idea planteada durante años de que puede existir crecimiento sin desarrollo, pero el desarrollo debe ir acompañado de niveles adecuados de crecimiento, que permitan rangos de distribución a tono con el principio de equidad y ensanchar la línea de oportunidades de las personas.
La concepción de desarrollo humano sostenible por sus objetivos esencialmente basados en el mejoramiento humano guarda estrecha relación con el ideal socialista, el cual se plantea como eslabón básico, satisfacer las necesidades siempre crecientes de la sociedad, y el desarrollo multifacético de la personalidad con un sentido material y espiritual.
Esta concepción aborda el supuesto del carácter limitado del planeta, tomando en cuenta no sólo los problemas ecológicos, sino sociales, superando la relación política Estado-población o paternalismo colectivo, al asumir que las personas deben participar en las actividades, procesos y eventos que afectan su vida.
La sumatoria de este enfoque podría dar como resultado un desarrollo humano sostenible, que pudiera ser tenido en cuenta en la elaboración de una estrategia de socialismo sostenible, donde la sostenibilidad radique en la viabilidad multidimensional de los elementos del sistema, garantizando la realización de los componentes de la propiedad social sobre los medios de producción.
Por lo que la nueva visión socialista podría concebir los aspectos potenciales del desarrollo humano sostenible, de manera que ello permita combinar y renovar la base real del sistema.
Una aproximación más bien lógico-formal del asunto tratado, podría tomar la pregunta de quienes serían los posibles “actores” detrás de una estrategia de desarrollo humano sostenible, en un contexto mundial dominado por las fuerzas del mercado y que tiene como fundamentos económicos del proceso productivo: Capital, Trabajo, y Recursos Naturales.
A lo largo de la historia estos factores han evolucionado ligados a su naturaleza social, es decir como portadores de sus intereses específicos, donde la acumulación capitalista pudo nutrirse y sostener una clase capitalista y de otra parte favoreció una clase trabajadora.
La evolución del pensamiento sobre el desarrollo, en términos históricos, se ha dado en el marco de luchas sociales, a través de la pugna entre el capitalismo y el socialismo, entre la clase obrera y el capital y el pensamiento humano y las fuerzas de la naturaleza.
A lo largo de las últimas 7 décadas (30s-90s) del siglo XX, el concepto de desarrollo se ha expandido y enriquecido, pero también se fragmentó.
La experiencia sobre los impactos del factor externo en el desarrollo indica la necesidad de combinar políticas nacionales con los retos internacionales, bajo la visión de lograr pasar del desarrollo autocentrado en la nación a la localización de ventajas competitivas a escala nacional, regional y global de manera que reporten beneficios sociales para los habitantes del país, en el caso de los países subdesarrollados ello deberá implicar una participación activa del Estado.